En los últimos años parece haber aumentado el número de adultos que experimentan problemas de salud mental. Ya sea debido al ritmo acelerado de la vida moderna, a los efectos persistentes de la pandemia, a las presiones económicas o a la creciente disposición a hablar abiertamente de la salud mental, ha quedado claro que muchas personas tienen dificultades que exigen nuestra atención.
Es vital que todos nosotros, como miembros de una comunidad común, reconozcamos la importancia de apoyar a las personas que se enfrentan a enfermedades mentales. Ayudar a los demás, especialmente a quienes soportan pesadas cargas emocionales, no es un mero acto de bondad o una responsabilidad moral, sino una profunda expresión de compasión.
Por lo tanto, si estás intentando ayudar a alguien que padece una enfermedad mental, aquí tienes algunas ideas y sugerencias que te ayudarán a afrontar este reto con sabiduría, paciencia y esperanza.
1Infórmate sobre las enfermedades mentales
La comprensión es el primer paso hacia la compasión. Pero no confíes en las publicaciones en las redes sociales de autoproclamados expertos para comprender realmente las enfermedades mentales. Tómate tu tiempo para aprender sobre las enfermedades mentales más comunes, como los trastornos de ansiedad, la depresión, el trastorno bipolar y el trastorno de estrés postraumático (TEPT), de fuentes fiables, como un profesional médico.
Familiarícese con los síntomas y dificultades de estas enfermedades para empatizar mejor con quienes viven con ellas. Saber que las enfermedades mentales suelen ser el resultado de factores complejos (biológicos, psicológicos, sociales y espirituales) puede ayudarte a acercarte a los afectados sin juzgarlos.
Recuerde que la enfermedad mental no es una elección y que la recuperación no es una línea recta; de hecho, en algunos casos se trata de una preocupación de por vida. Y lo que es más importante, el viaje de cada individuo es único, y requiere paciencia y una mente abierta por parte de quienes desean apoyarlos.
2Escuchar sin juzgar
Una de las cosas más poderosas que puedes hacer por alguien que lucha contra una enfermedad mental es escuchar. Ofrezca su presencia sin apresurarse a ofrecer soluciones o consejos. Evita minimizar sus sentimientos o intentar "arreglar" sus problemas. En su lugar, valida sus experiencias diciendo cosas como:
"Eso suena muy difícil. Estoy aquí para ti".
"Siento mucho que estés pasando por esto. ¿Cómo puedo apoyarte?".
Escuchar con empatía crea un espacio seguro en el que pueden compartir sus luchas sin miedo a ser juzgados o rechazados. Aunque no tengas todas las respuestas, tu disposición a estar presente es un regalo profundo.
3Fomentar la ayuda profesional
Aunque tu apoyo es inestimable, los problemas de salud mental suelen requerir la intervención de un profesional. Anima suavemente a tu ser querido a buscar ayuda de un consejero, terapeuta o psiquiatra. Asegúrale que buscar ayuda es un signo de fortaleza, no de debilidad.
Si duda, ofrécete a ayudarle a encontrar recursos, como servicios locales de salud mental o grupos de apoyo. También puedes sugerirle que acuda con él a la primera cita si le da miedo ir solo. Tus ánimos y tu apoyo práctico pueden marcar la diferencia.
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4Sea paciente y perseverante
Vivir con una enfermedad mental significa que habrá días buenos y días malos. Es importante mantener la paciencia y la constancia en el apoyo, incluso cuando los progresos parezcan lentos o se produzcan contratiempos.
Evita tomar su comportamiento como algo personal, sobre todo si se retrae o parece irritable. Estas reacciones suelen ser síntomas de su enfermedad, no reflejos de sus sentimientos hacia usted.
Su presencia constante puede recordarles que no están solos, incluso en sus momentos más oscuros.
5Fomentar hábitos saludables de forma suave
La salud mental está estrechamente ligada al bienestar físico. Anima a tu ser querido a cuidar de su cuerpo sugiriéndole pasos pequeños y manejables como:
Dar un paseo juntos.
Compartir una comida sana.
Practicar técnicas de relajación como la respiración profunda y la meditación.
Se ha demostrado que la oración tiene un efecto positivo en determinados trastornos de salud como la depresión y la ansiedad.
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