Una de las expresiones artísticas más populares de Jesús en los últimos 200 años muestra a Jesús con el corazón al descubierto y, en algunos casos, sosteniendo su corazón entre las manos.
¿Por qué se representa asi?
En primer lugar, la imagen del corazón fuera del cuerpo recuerda la apertura del costado de Jesús en la cruz. El Directorio sobre la piedad popular explica que los Padres de la Iglesia:
"Invitaban a los fieles a penetrar en los misterios de Cristo, contemplando la herida abierta en su costado. Agustín escribe: 'El acceso es posible: Cristo es la puerta. Se abrió para ti cuando su costado fue abierto por la lanza. Recuerda lo que brotó de su costado: elige, pues, por dónde quieres entrar en Cristo. Del costado de Cristo, mientras agonizaba en la cruz, brotaron sangre y agua, al ser atravesado por una lanza. Tu purificación está en esa agua, tu redención está en esa sangre'".
Recibimos muchos dones a través de su Corazón
Muchos dones espirituales nos fueron dados a través de esa apertura, dándonos acceso al Corazón de Jesús.
De ello se hace eco una reflexión que se encuentra en el libro del siglo XIX Devoción al Sagrado Corazón de Jesús.
"Vamos, hermanos míos, entremos en este Corazón amoroso, para nunca más apartarnos de Él. Dios mío, continúa, si tan gran consuelo se siente con el solo recuerdo de tu Sagrado Corazón, ¿qué será amarlo con ternura, entrar en él y morar en él continuamente? Atraedme enteramente a este santo Corazón, oh mi amado Jesús, abridme este Corazón que tantos atractivos tiene para mí. Pero, ¡qué! ¿No me ofrece Tu costado abierto un lugar de entrada, y la herida misma de este Sagrado Corazón, no me invita a entrar en él?"
Unión de corazones
En segundo lugar, esta representación recuerda el deseo de Jesús de unirse a nosotros, concretamente a nuestro corazón. En el siglo XII, santa Lutgardis de Aywières comenzó a recibir visiones de Jesús y de su corazón traspasado. En una de sus visiones experimentó un 'intercambio de corazones', donde Jesús le preguntó:
"'¿Qué es lo que quieres?' Ella respondió: 'Quiero Tu Corazón'. En respuesta, Jesús dijo: '¿Quieres Mi Corazón? Pues yo también quiero tu corazón'. Lutgardis proclamó entonces: 'Tómalo, querido Señor. Pero tómalo de tal manera que el amor de Tu Corazón pueda estar tan mezclado y unido con mi propio corazón que pueda poseer mi corazón en Ti, y que pueda permanecer siempre allí seguro en Tu protección'".
Amor infinito
En tercer lugar, pero no por ello menos importante, la imagen del corazón de Jesús fuera de su cuerpo simboliza el hecho de que su amor por nosotros es infinito y no puede estar limitado por ninguna barrera.
El Papa Pío XII recordó este simbolismo en su encíclica sobre la Devoción al Sagrado Corazón.
"El Corazón [de Jesús], más que todos los demás miembros de su cuerpo, es el signo y símbolo natural de su amor sin límites por el género humano. 'Hay en el Sagrado Corazón', como señaló nuestro predecesor de inmortal memoria, León XIII, 'el símbolo y la imagen expresa del amor infinito de Jesucristo que nos mueve a amar a su vez'".
Las representaciones artísticas de Jesús con su corazón abierto a nosotros pueden dar lugar a numerosas meditaciones que nos lleven a profundizar en la relación con Cristo. Es una imagen hermosa, con muchas capas de simbolismo.