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Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy comenzamos un nuevo año litúrgico con el tiempo de Adviento, un tiempo de espera, preparación y esperanza. La palabra "Adviento" significa "venida", y durante estas semanas nos preparamos para la doble venida de Cristo: su nacimiento en la humildad de Belén y su regreso glorioso al final de los tiempos. El Evangelio de este domingo (Lc 21, 25-28.34-36) nos invita a reflexionar sobre la segunda venida de Jesús y a vivir este tiempo con una actitud de vigilancia y confianza.
1El mensaje de esperanza en medio de los desafíos
El pasaje del Evangelio de Lucas describe un escenario que puede parecer aterrador: "Habrá signos en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra las naciones estarán angustiadas". Estas palabras pueden despertar inquietud, pero el mensaje central no es de miedo, sino de esperanza. Jesús nos dice: "Cuando comiencen a suceder estas cosas, levanten la cabeza, porque se acerca su liberación".
El Adviento es un tiempo para levantar nuestra mirada, para no dejarnos dominar por el desánimo o las dificultades que enfrentamos en nuestra vida personal o en el mundo. Es una invitación a confiar en que, a pesar de los problemas, Dios está con nosotros y su plan de salvación sigue adelante.
2El llamado a la vigilancia
Jesús nos advierte: "Tengan cuidado, no se les emboten el corazón con el vicio, la embriaguez y las preocupaciones de la vida". Esta es una llamada a estar despiertos, a no dejarnos distraer por las cosas pasajeras del mundo. La vigilancia no significa vivir con miedo, sino con una actitud de fe activa, buscando a Dios en cada momento y viviendo en coherencia con el Evangelio.
El Adviento es un tiempo para revisar nuestra vida y preguntarnos: ¿Dónde está mi corazón? ¿Estoy preparado para recibir a Cristo en mi vida? Esta preparación no se limita a lo exterior, como decorar nuestras casas o comprar regalos, sino que debe ser un trabajo interior, un esfuerzo por renovar nuestra fe y nuestra relación con Dios.
3La oración como clave para estar preparados
Jesús también nos dice: "Velen, pues, orando en todo tiempo". La oración es fundamental para mantenernos vigilantes y preparados. Es el espacio donde encontramos la fuerza para superar las dificultades y la claridad para discernir la voluntad de Dios en nuestra vida.
En este Adviento, estamos llamados a intensificar nuestra vida de oración, dedicando tiempo para estar con el Señor, escucharlo y hablarle desde el corazón.
4El sentido del Adviento en nuestra vida cotidiana
El Adviento nos invita a vivir con una actitud de espera activa. Esto significa abrir nuestro corazón a Dios y a los demás, especialmente a los que más lo necesitan. Las pequeñas acciones de amor, servicio y solidaridad son formas concretas de preparar el camino del Señor en nuestras vidas y en nuestra comunidad.
Este tiempo también nos recuerda que nuestra vida no está hecha solo de presente, sino que se orienta hacia un futuro lleno de esperanza: el encuentro definitivo con Cristo. Por eso, el Adviento es un tiempo para renovar nuestra esperanza y nuestra confianza en la promesa de salvación de Dios.
Conclusión
Queridos hermanos, al iniciar este tiempo de Adviento, Jesús nos invita a levantar nuestra mirada, a vivir con esperanza y a estar preparados para recibirlo en nuestra vida. Que este sea un tiempo de gracia, donde renovemos nuestra fe, intensifiquemos nuestra oración y vivamos con amor y generosidad hacia los demás.
Caminemos juntos en este tiempo de preparación, confiando en que el Señor viene a salvarnos y a llenarnos de su paz.
Amén.
Primer Domingo de Adviento – Ciclo C
Segunda lectura: 1 Tes 3, 12–4, 2
Evangelio: Lc 21, 25-28. 34-36