"Cuánto sufren los hijos cuando los padres se separan", dijo un triste Papa Francisco durante su Audiencia General en la Plaza de san Pedro el 23 de octubre de 2024. En su meditación semanal, el Papa dio a las parejas recomendaciones espirituales para permanecer juntos.
Para esta décima catequesis de su ciclo sobre el Espíritu Santo, el Papa se centró en su papel en el matrimonio. Francisco rebatió el proverbio italiano "No pongas el dedo entre marido y mujer" replicando a la sabiduría popular: "Al contrario, hay un 'dedo' que poner entre marido y mujer, y es precisamente el 'dedo de Dios': el Espíritu Santo".
Ante una multitud reunida bajo paraguas, el jefe de la Iglesia católica se detuvo especialmente en la unidad de los esposos, que deben "presentarse ante el resto del mundo, incluidos los hijos, como un 'nosotros'".
"Nadie dice que esta unidad sea un objetivo fácil de alcanzar, especialmente en el mundo de hoy, donde puede parecer más fácil y rápido construir sobre arena que sobre roca", dijo el Pontífice, que pronto cumplirá 88 años.
Las consecuencias de un matrimonio mal construido
"Las consecuencias de los matrimonios construidos sobre arena son, por desgracia, visibles para todos, y son sobre todo los niños quienes pagan el precio", dijo el Papa.
"Los niños sufren por la separación o la falta de amor de sus padres", remachó el Papa Francisco, expresando su convicción de que "los niños necesitan la unidad de sus padres". "Cómo sufren cuando falta", lamentó.
Pero un "milagro" es posible, dijo el 266º Papa, invitando a las parejas a rezar, inspirándose en las palabras de María a Jesús en las bodas de Caná: "No tienen vino" (Jn 2,3). Dios sabe "transformar el agua de la costumbre en una nueva alegría de estar juntos", dijo.
A continuación, el pontífice argentino pidió una preparación "espiritual" para los novios, además de "información jurídica, psicológica y moral".