Karen Hutch - publicado el 06/07/24 - actualizado el 06/07/24
Probablemente has escuchado en algún momento la expresión "¡Uy! Si te casas ya no serás libre" o "el matrimonio es una cadena" pero en realidad, ¿qué tan cierto es?
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Sabemos que el matrimonio es, por esencia, un hermoso sacramento en donde la pareja deja de ser dos para ser uno. Sin embargo, hay quienes se cuestionan si este hermoso sacramento quita la libertad.
Quienes están por casarse suelen recibir comentarios como: "¡Piénsalo bien, acabarás con tu libertad!", "Estás muy chico, diviértete más antes de que ya no puedas", "El matrimonio es una prisión", "No te podrás superar si te casas", etc.
La libertad te hace madurar
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Es necesario comenzar explicando qué es la libertad. Según el Catecismo de la Iglesia Católica (1731) libertad "es el poder, radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar así por sí mismo acciones deliberadas".
Además, añade que "la libertad es en el hombre una fuerza de crecimiento y de maduración en la verdad y la bondad. La libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios, nuestra bienaventuranza".
A mayor bien, más libertad. Aquel que por sí mismo decide el mal, no encuentra la libertad, se hace esclavo.
¿El matrimonio símbolo de libertad y plenitud?
Después de definir la libertad, nos centraremos en el matrimonio; específicamente en aquel momento del sacramento en el que ambos deciden -libremente- dar su "sí" a una vida juntos, por siempre. Es decir, cuando dejan de ser "yo" para ser un "nosotros".
Por esta donación libre de dos personas que se comprometen a amarse y construir juntos una familia, el matrimonio no debe verse como un impedimento para ser uno mismo, lograr metas o disfrutar del don de la vida y la juventud.
Sin embargo, en ocasiones se suele confundir a la libertad con el libertinaje, compromiso con esclavitud. Te mostramos tres verdades sobre la libertad en el matrimonio:
El Papa Francisco dijo: "El matrimonio no es una restricción a la libertad individual, sino más bien una oportunidad para experimentar la verdadera libertad a través del amor y el compromiso mutuo".
El hecho de estar casados no significa que la persona deje de ser libre o deje de aspirar a algo grande, sino que ahora lo realizará con ayuda y en equipo.
2El matrimonio no es egoísta
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Un matrimonio en donde hay amor verdadero -y un amor ordenado- no es egoísta, como dice san Pablo; al contrario, busca el bien mayor del otro y procura que alcance el cielo por medio de la libertad de ambos.
3El matrimonio es donación
Cuando una pareja contrae matrimonio está dispuesta a entregarse a diario, en las buenas y en las malas, no solo cuando hay placer, puesto que eso lo convertiría en un amor superficial, donde la persona se convierte en esclavo de sus pasiones.
Es avanzar juntos, respetarse, amarse y tener la certeza que ambos estarán para levantarse y apoyarse cuando el otro caiga.
Cómo ves, el matrimonio no acaba con la libertad, sino que, al contrario, la potencializa por medio del amor, de la confianza y de los anhelos de ambos por alcanzar el bien mayor para los esposos que ahora son una sola carne.
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