separateurCreated with Sketch.

La Eucaristía, el mejor remedio para todos los sufrimientos

HOSTIE-GODONG-FR388059A.jpg
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Peter Cameron, OP - publicado el 19/01/24
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Soledad, angustia, miedo a la muerte, abandono, frente a estos sufrimientos, la presencia real de Jesucristo en la Sagrada Eucaristía es un verdadero "antídoto"

"No es bueno que el hombre esté solo" (Gn 2,18). Todo ser humano siente lo que Dios dijo al principio de la creación. Incluso antes de la Caída, Adán sentía una profunda necesidad de estar con otra persona. Como dijo el sacerdote y teólogo Luigi Giussani (1922-2005): "Para ser yo mismo, necesito a otra persona. Solos, no podemos ser nosotros mismos".

En las memorias del compositor francés Hector Berlioz (1803-1869) hay un pasaje desgarrador en el que confiesa su dolorosa experiencia de la soledad. Escribe: "Es difícil expresar con palabras lo que he sufrido: el deseo que parecía desgarrarme el corazón de raíz, la espantosa sensación de estar solo en un universo vacío. Sufrí agonías, luchando contra el aplastante sentimiento de ausencia, contra un aislamiento mortal".

Combatir la soledad mediante la presencia real

Para compensar esta soledad, el hombre necesita una presencia real y permanente en su vida. La Sagrada Eucaristía es esa presencia real. Es el verdadero remedio para este deseo, para la angustia de la soledad y del aislamiento.

En la fe cristiana ayer y hoy, el cardenal Ratzinger reflexiona sobre un temor casi universal: el miedo a estar solo en una habitación con una persona muerta. Sin embargo, escribe que lo que podría disipar instantáneamente ese miedo es la presencia de un ser querido, junto a él o ella, en esa misma habitación. La presencia del otro calma los peores temores. Alivia la soledad e incluso la muerte.

El antídoto contra el abandono

La presencia es también el antídoto contra el abandono, una de las mayores formas de sufrimiento. La desatención es la actitud de quien carece de cuidado, atención e interés, y la persona desatendida siente que no es suficientemente importante para el otro. La Eucaristía es precisamente el remedio para esta negligencia, porque Jesús en la Eucaristía asegura constantemente a todos:

No estás solo. Aquí hay una presencia real y permanente a la que puedes acudir. Estoy presente en la Eucaristía para derribar las barreras que te retienen, para poner fin a la dominación del miedo. Lo que queda es la promesa perseverante que nunca dejo de repetirte: eres lo bastante importante para que yo esté a tu lado.

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.