Paris Hilton y su marido Carter Reum han tenido a su primer hijo, el pequeño Phoenix, concebido mediante gestación subrogada.
El matrimonio manifestó, mientras presentaba al bebé, su deseo de aumentar la familia, pero con una niña. Para ello, puede que tengan que someterse nuevamente a tratamientos de fertilidad, pese a tener 20 embriones congelados de las siete veces que pasaron por ese proceso.
La última vez fue hace un mes, y están esperando a ver si "sale" alguna niña. Si la niña tan deseada no llega…, repetimos, y enviamos las sobras (más embriones humanos varones) al congelador.
¿Has pensado, reflexionado alguna vez sobre cuál será el futuro de los 20 embriones de Paris Hilton, o de los millones de embriones que hay congelados?
Rocío Martínez de Tejada, abogada especialista en familia, y madre de familia numerosa, sí lo ha hecho, y nos invita a reflexionar sobre el vacío legal, moral y vital que esconden esos congeladores, contenedores de vidas.
- Sabemos que, sin ir más lejos, que en España son más de 400.000 los embriones que están congelados. ¿Quién defiende a estos seres humanos?
Una ley es muy ambigua y vaga.
Es la ley TRA, sobre técnicas de reproducción humana asistida.
Las leyes que regulan la investigación científica con animales están perfectamente delimitadas y especifican numerosas limitaciones, a diferencia de la ley que afecta a los embriones humanos.
Ningún gobierno quiere tratar ese vacío y esa ambigüedad, ya que es un tema que genera mucha discordia a nivel social. Pero yo, como abogada de familia, me encuentro con problemas legales que hacen referencia a esas lagunas de la ley de embriones.
Problemas legales
- ¿Con qué problemas legales se ha encontrado?
Me he encontrado con separaciones y divorcios en los que no habían tenido en cuenta el futuro de esos pequeños. Esos embriones se han generado mientras duraba una relación de pareja o un matrimonio, así que, cuando se produce el divorcio o la ruptura, hay que tomar decisiones, hay que hacer algo con ellos.
Esos embriones se crearon para ser hijos de dos personas que ya no quieren estar juntas. Entonces, suele pasar que alguno no quiere criar a un hijo en solitario, o que no quiere criarlo con esa persona a la que ha dejado de querer. Como ya te imaginas, esto genera muchísimos problemas.
Hay un documento muy interesante del notario Luis F. Muñoz de Dios Sáez, que hace referencia a lo complicado que es gestionar "el derecho a procrear" -generalmente exigido por la mujer-, y "el derecho a no procrear" -habitualmente demandado por el hombre-. Eso sí, nos olvidamos por completo de los derechos de esos seres vivos: no hay ningún miramiento por esas vidas engendradas.
También aparece un problema económico, porque, a partir de un cierto tiempo, la conservación de los embriones en los congeladores tiene un coste.
Por lo tanto, esa carga económica se convierte en una parte del levantamiento de cargas de la sociedad de gananciales. Es decir, que los dos componentes de la pareja tienen que asumir esos gastos como cualquier otra deuda. Igual que tienen que cubrir los gastos pendientes de la hipoteca o del préstamo de un coche, tienen que pagar el mantenimiento de los embriones en los congeladores.
Y, entonces, suele pasar que uno de los dos no quiere pagar. La ley sobre técnicas de reproducción asistida se ha quedado corta hace mucho mucho tiempo.
- Cuando llegan a ese punto, ¿qué opciones legales tienen?
Llegado ese triste momento, los progenitores tienen cuatro opciones con sus embriones:
- Dejarlos donde están, en los congeladores.
- Donarlos para investigación científica.
- Darlos en adopción a otras personas.
- Destruirlos.
Desde el punto de vista moral, hay muchos embriones criocongelados, llamados preembriones (vidas humanas congeladas, pese a que se utilicen estos eufemismos), esperando a que alguien haga algo con ellos. Por eso yo, desde mis redes sociales, quería llamar a la reflexión, quería que la gente pensase un poco más antes de decidir optar por estos tratamientos.
Qué dice la Iglesia
P.D. ¿Qué dice la Iglesia Católica? La Congregación para la Doctrina de la Fe nos aclaró la posición de la Iglesia sobre estos temas en la Dignitas Personae (nº 19).
"En relación al gran número de embriones congelados ya existentes, se plantea la siguiente pregunta: ¿qué hacer con ellos?. Todas las propuestas presentadas (usarlos para la investigación o destinarlos a usos terapéuticos; descongelarlos y, sin activarlos, usarlos para la investigación como si fueran simples cadáveres; ponerlos a disposición de las parejas infértiles, como terapia de la infertilidad; proceder a una forma de adopción prenatal), plantean problemas."
"En definitiva, es necesario constatar que los millares de embriones que se encuentran en estado de abandono determinan una situación de injusticia que es de hecho irreparable.
Por ello Juan Pablo II dirigió 'una llamada a la conciencia de los responsables del mundo científico, y, de modo particular a los médicos para que se detenga la producción de embriones humanos, teniendo en cuenta que no se vislumbra una salida moralmente lícita para el destino humano de los miles y miles de embriones congelados, que son y siguen siendo siempre titulares de los derechos esenciales y que, por tanto, hay que tutelar jurídicamente como personas humanas".