La lancha "Jesús" fue la más afectada por la pared de roca que se derrumbó en el lago Furnas, en Capitólio, Brasil.
Según el portavoz del Cuerpo de Bomberos, Pedro Aihara, la lancha "Jesús" transportaba a diez turistas. Todos murieron en el impacto.
También según los bomberos, al menos otras tres pequeñas embarcaciones estaban cerca de la pared en el momento en que la roca se derrumbó. Algunos turistas sufrieron heridas leves y al menos dos fueron hospitalizados.
Según la prensa local, los diez muertos que iban en el barco “Jesús” son de la misma familia. Entre ellos, un niño.
El siguiente video muestra el momento de la caída y el terror de los turistas que se encontraban cerca.
La tragedia de la lancha "Jesús"
Después de que se dio a conocer el nombre de la embarcación más impactada, muchas personas comenzaron a cuestionar la “paradoja” de una lancha rápida con el nombre de Jesús siendo golpeada con fuerza en esta tragedia. “¿Dónde estaba Jesús en ese momento?” Preguntan.
Algunos incluso recordaron la parte del Evangelio de Marcos, que relata el episodio en el que Jesús estaba en la barca con los discípulos cuando un fuerte vendaval llena de agua la barca, pero calma la tormenta y todos sobreviven.
Por supuesto, este pasaje de la Biblia, como muchos otros, no se puede interpretar literalmente. Tampoco se puede intentar usarlo para cuestionar por qué Jesús no habría salvado de la muerte a los pasajeros de una lancha que lleva su nombre. El pasaje, de hecho, es otra enseñanza sobre la fe.
Pero, ¿por qué Dios permite las tragedias naturales?
Hay muchos planes de Dios que nuestra condición humana no nos permite comprender. ¿Por qué permitiría que el único cañón cayera sobre una lancha que lleva el nombre de su hijo y matara a otros diez hijos suyos?
La respuesta puede ser difícil, pero lo cierto es que Dios no es indiferente a nuestro sufrimiento.
No podemos decir que las tragedias son "obras de Dios". Al menos no en el sentido de ser deseado por Él como tal. Incluso en estas situaciones de desastre, el sufrimiento de Cristo está unido al de las personas involucradas, porque Jesús trata de acercar a todos a Él.
¿Dios castiga?
Juan Pablo II usa el ejemplo de Job para ilustrar que las catástrofes no pueden considerarse un castigo de Dios. La vida de Job, de hecho, estuvo llena de sufrimientos. Sus amigos incluso dijeron que habría hecho algo malo para merecer tanto dolor. Pero Juan Pablo II advierte:
Finalmente, no podemos decir que Dios castiga, que nos envía tragedias naturales y muerte para probarnos. Pero podemos afirmar que, a través de nuestro dolor, nos invita a acercarnos a Él, a acercarnos a un Dios que no evitó ni a su Hijo el sufrimiento.