América Latina y el Caribe están celebrando, a instancias del proyecto de sinodalidad propiciado y querido por el primer Papa Latinoamericano, el Papa Francisco, su primera Asamblea Eclesial. En ella participan directa o virtualmente los representantes de toda la Iglesia del llamado “Continente de la Esperanza”.
En este contexto, vale la pena reconocer que, según la medición del Latinobarómetro, la institución chilena que desde hace 25 años realiza mediciones de confianza de las instituciones en los países de la región, en 2020 la Iglesia católica sigue siendo la institución en la que más confían las personas de este lado del mundo.
La Iglesia católica está en primer lugar con el 61 por ciento de la confianza a nivel regional. A ella le siguen las Fuerzas Armadas con el 44 por ciento de confianza, una diferencia de 17 puntos porcentuales. Las Fuerzas Armadas aparecen como la institución del Estado con la mayor confianza entre los latinoamericanos.
Tras la Iglesia y las Fuerzas Armadas se encuentra la Policía (36 por ciento); el presidente (32 por ciento); las Instituciones Electorales (31 por ciento); el Gobierno (27 por ciento); el Poder Judicial (25 por ciento), el Parlamento (20 por ciento) y en la última parte de los niveles de confianza se encuentran los partidos políticos con apenas 13 por ciento.
Mayor nivel de confianza en el 2000
Analizando las últimas dos décadas y media, la Iglesia católica latinoamericana y caribeña tuvo su mayor nivel de confianza en el año 2000, cuando alcanzó el 77 por ciento de promedio regional de confianza (quizá auspiciado por la llegada del Nuevo Milenio). Su nivel más bajo fue en 2017 (58 por ciento), impulsado por los escándalos de abusos sexuales por miembros del clero.
Si bien es preciso reconocer el alto nivel de confianza que todavía posee la Iglesia en América Latina, también lo es reconocer que la “transmisión automática de la fe”, la de padres a hijos, ya no se está dando más en el subcontinente. Una fluctuación de 19 puntos porcentuales en 25 años es una variación que preocupa al Papa Francisco y a todas las conferencias episcopales del CELAM.
El promedio general no demuestra las variaciones que se han producido en países en específico. El caso más importante es el de Chile, sobre todo en los últimos diez años. Pero en el comparativo 1995-2020, la caída de la confianza en la Iglesia católica fue impresionante: del 72 por ciento en 1975 pasó al 31 por ciento en 2020.
Paraguay con 77 por ciento de confianza en la Iglesia sigue siendo el país puntero de toda la región: le siguen Honduras (74 por ciento), El Salvador (73 por ciento), República Dominicana (72 por ciento) y Venezuela tanto como Guatemala se encuentran empatadas con 71 por ciento de niveles de confianza en la Iglesia por sus ciudadanos.
En los últimos cinco lugares de confianza se encuentran Ecuador con 60 por ciento, seguido de México con 53 por ciento, Uruguay (38 por ciento), Chile con 31 por ciento y, paradójicamente, Argentina (la nación del Papa Francisco) cierra con el nivel más bajo de confianza en la Iglesia con apenas un 30 por ciento.
Una gran oportunidad
Quizá por ello, a pregunta de la revista Vida Nueva, el nuevo secretario para la Pontificia Comisión para América Latina, Rodrigo Guerra, dijo que esta Asamblea “es una oportunidad que Dios nos da a los miembros de la Iglesia de América Latina para reaprender a escuchar, y para hacer de este gesto un método permanente en la vida cristiana y en el discernimiento social y pastoral”.
Se trata, dijo, de “escuchar a Dios que no habla tanto en el ruido, en los altavoces, sino en el silencio interior, en el corazón, en la herida íntima, y en la objetividad del hermano, sobre todo cuando es pobre y marginado. Todo lo demás que se pueda decir de la Asamblea, gravita sobre esta breve pero potente afirmación: escuchar la voz de Dios ahí donde se manifieste, sin prejuicio”.