Sí, la desnutrición crónica infantil es uno de los problemas que más les quita el sueño a los habitantes de Ecuador y se ha visto agudizado por la pandemia del coronavirus.
Sin embargo, no solo lo que tiene que ver con la alimentación es lo que preocupa en Ecuador en tiempos de pandemia. Al igual que en otros países de la región, el tema de la deserción escolar ha sido uno de los más impactantes.
Es por eso que, al igual que sucede con la desnutrición, no son pocas las personas y organizaciones vinculadas a la Iglesia que se preocupan por tratar de ofrecer ayuda a los más vulnerables.
Es así que desde la Fundación Nueva Vida, filial de la Arquidiócesis de Guayaquil, se desarrolla el proyecto “Sopita caliente para el alma”. El objetivo, tal cual recuerda una nota publicada por la Iglesia en Guayaquil, es ofrecer “asistencia educativa y alfabetización n a cerca de 50 niños y adolescentes en Las Malvinas, suroeste de la ciudad”.
Gracias a esto, los beneficiarios reciben un “refuerzo escolar” en Matemática, Historia o lenguaje, además de ayudar a otros a culminar el proceso de alfabetización.
“Siempre me ha gustado trabajar con niños; ser parte de ellos, interactuar con el grupo; que aprendan valores, enseñarle sus derechos y evitar que caigan en los vicios, sobretodo porque se están viendo los resultados”, dijo Karina Valdez, una de las colaboradoras en la iniciativa.
Pero la iniciativa propuesta desde Guayaquil no solamente ayuda a reforzar carencias a nivel educativo, sino que también busca darle a los niños y jóvenes una oportunidad para que no terminen cayendo en las redes de la delincuencia o las drogas.
Así pues, el seguimiento a estas personas es constante y claro está, además del apoyo en la educación, también aparece la oportunidad de un pequeño almuerzo (“una sopita para el cuerpo”) al final de cada jornada.