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Imaginemos que cerca de casa – en el pueblo, la urbanización, etc. – contamos, año tras año, con un grupo de familias amigas. ¿No hacer nada? Llegar al mes de agosto sin proyectos, sin rutinas, sin criterios ni horarios es sucumbir no sólo al aburrimiento sino caer en las suaves garras de las pantallas, de los celulares y de la tele.
Y eso es permitir que nos organicen la vida cuando lo que queremos es educar a nuestros hijos. ¡Y a los hijos de nuestros amigos! Porque ellos, los demás padres, también quieren educar a nuestros hijos.
Estamos pensando en familias con hijos por debajo de los 18 años. Y creo que el tema de los celulares solo debería ser un problema de los más mayores. Además, se podrían establecer horas y planes sin celulares.
Entonces es fácil que emerja un cierto rechazo: “Yo ya soy muy mayor para que me organices planes, mami”. La respuesta podría ser: “En este grupo de familias amigas nos ayudamos los unos a los otros y además te lo pasarás mejor”. “Y los mayores debéis tirar del carro”.
Hay que trazar una línea en la que los padres han de ser los motores y los primeros en ser modelos, por ejemplo, con el uso muy ponderado de los móviles, marcando el camino. Luego, poco a poco, los adolescentes más dispuestos (liberados de la tiranía de los móviles) pueden ir tomando la batuta. Y hacerse cargo, alguna vez, del ocio de los más pequeños.
La primera idea básica es, con este grupo de padres, reunir la “pandilla”, o pandillas de amigos (hijos de diferentes familias) y proponerles iniciativas. Ellos a veces pecan de tímidos y no se atreven proponer nada a los demás por miedo a una negativa. ¡Ayudémosles! Han de ser iniciativas de largo recorrido.
Un ejemplo: “¿Por qué no representáis una obra de teatro ágil con algunas canciones a las que les cambiáis la letra para que entren en la narración de vuestra obra?” “¿Pero es muy difícil, papi?” “Si, pero muy divertido”. “Y además la podéis grabar y al final, solo al final, subir a Instagram por capítulos”. “Ah, vale, mola: nos reiremos un montón, es verdad…. Y, ¿lo podremos hacer en el jardín de casa?”
Otra idea para que se entienda que el verano ha de tener un guion. Es muy interesante en verano salir de viaje 10 días y convivir de cerca 24 horas al día, 7 días a la semana con los hijos. Un viaje económico. Incluso varias familias bien organizadas. Ese viaje se ha de preparar y, en esa preparación, hay que darles mucho protagonismo a los hijos.
Imaginemos que hacemos el Camino de Santiago. Hay que repartir encargos. Necesitamos mapas, horarios, localizar hostales.
¿Qué sentido tiene el Camino? Hay que responder en diversos planos: histórico, artístico y espiritual. Y luego obtener buenas imágenes del Camino y de la Catedral de Santiago y saber qué se va a ver en cada caso para estar atentos: y es que además repasar el viaje en videos y fotos a la vuelta es otro planazo.
Y entonces disfrutar, llegados al destino, transitar por el exterior (Praza do Obradoiro), apreciar la entrada (Pórtico da Gloria) y en el interior recorrer el deambulatorio que rodea al altar mayor.
Para entenderlo y gustarlo todo hay que manejarse, entonces, bien con la planta, el alzado, esculturas y ¡los siglos! El botafumeiro no es sólo una anécdota. Puede ser la tarea investigada por los más pequeños.
Otra idea: un Club de Lectura en casa. Con un libro asequible y profundo: ¿El principito? Que lo puedan leer casi todos. Primero los padres enseñan la mecánica de un Club de Lectura. Luego los chicos con sus amigos pueden ponerlo en marcha.
Y como estamos en el mundo de los celulares, a los que debemos darle un sentido, pero sin darles el absoluto protagonismo y monopolio de nuestras vidas, de nuevo grabar las intervenciones. Y al final haremos una recopilación.
Eso le da seriedad a las intervenciones y a la vez facilita el gusto de saberse protagonista, dentro de un orden y, a la vez, es una invitación a leer. Hay que pensar que deben ser libros cortos, bien elegidos y que, progresivamente, ya no deben estar bajo la tutela de los padres.
Puede ser también un artículo interesante y formativo (de tres o cuatro páginas) sobre la adolescencia: el valor de la belleza física y la belleza interior; el futuro profesional; la amistad entre los chicos y las chicas.
Una cuarta idea parecida a la anterior: ver muy buenas películas y hacer un cine-fórum. Una quinta idea: organizar una gincana para los más pequeños. Los adolescentes la preparan y los pequeños la ejecutan.
Más ideas: un concurso comunitario de paellas. Debe haber un chef adulto que organiza el cotarro y varios padres y madres que, por familias, se ponen manos a la obra. El tema culinario da mucho de sí. Un concurso de canapés o pasteles es también más viable porque es más sencillo.
¿O porque no ver los partidos de futbol de verano juntos con muchos objetivos?: disfrutar, pero también vivir el fair play, la deportividad y evitar el fanatismo. Hasta estos partidos pueden tener un guion. Bueno, quizá no. Bastantes días el plan puede ser tomar el sol con prudencia o echar unas carreritas en la piscina municipal, por edades por supuesto.
Vamos a repasar los principios que se deducen de lo más arriba expuesto:
1.-Un plan para cada día (aunque sea pequeño): previsión. Que no nos pille el toro. Plan B: siempre una lista de planes alternativos.
2.-Los planes se consensuan hasta un cierto punto. Si hay buena disposición y mucho consenso: perfecto. Si hay menos disposición por parte de los hijos el criterio es: “todos se lo deben pasar bien y tú/vosotros, los mayores, debéis contribuir”
3.-El truco es que ningún padre se inhiba. Los padres deben andar muy bien avenidos evitando que haya uno o una “mandón/na”.
4.-Los móviles tendrán su momento a horas convenidas. Pero los móviles no deben interrumpir ni la preparación ni la ejecución de los juegos, planes o gincanas.
5.-Política de casas abiertas: los padres deben poner a su disposición las propias casas, las terrazas, los jardines si los hubiere. Alquilar entre tres familias una casa grande no es una tontería.
6.-Buenas caras y evitar las quejas: tanto hijos como padres.
7.-Si un plan lo pueden programar, idear y ejecutar los adolescentes mejor. De hecho, estos adolescentes algún día serán padres.
8.- Los grupos para los planes deben ser a menudo multinivel. Si es posible debe entrar hijos de diferentes edades en cada plan.
9.-La tarde-noche es un buen momento pues la solana ya no impide ciertas actividades. Pero a la vez no es bueno trasnochar. ¡Cuidado! Los adolescentes tienden a ir a dormir tarde y a despertarse tarde.
10.-Alcohol y tabaco. Somos un equipo y si la pandilla tiene menos de 18 años hay que evitar el cigarro o la cerveza. Quizá un día, en un fin de fiesta (despedida de verano), se podrá hacer una excepción con alguno de 17. Aunque cada familia conoce sus reglas.
11.-La base, lo hemos dicho, es que se lo pasen bien los demás. Y si los demás se lo pasan bien yo me lo paso bien.
12.-El objetivo final es formarnos bien las familias más allá del aburrimiento, las modas o los móviles.