El famoso pianista Lang Lang se conmueve hasta las lágrimas interpretando al genial músico luteranoEn opinión de muchos estudiosos, Johann Sebastian Bach es uno de los compositores más difíciles y las Variaciones Goldberg son quizá su creación más compleja.
El famoso pianista chino Lang Lang empezó a aprender esta pieza a la edad de 10 años. Siete años después, conocía de memoria las 30 variaciones de esta complicada composición. Sin embargo, no ha sido hasta sus 38 años cuando se ha atrevido a interpretarla y a grabarla en un disco.
Asegura que para tocar las variaciones son casi necesarios dos cerebros, uno para los tempos cortos y otro para los largos. Las Variaciones Goldberg son un aria con diversas variaciones para clavicémbalo con dos teclados, una sublime pieza del Barroco que Lang Lang adaptó al siglo XXI y a su piano Steinway.
El músico chino las grabó dos veces
Una en un estudio de Berlín y la otra en la Iglesia de Santo Tomás de Leipzig, donde reposan los restos de Bach. La grabación se hizo a principios de este año, antes de la pandemia, pero ha visto la luz hace algunas semanas. Lang Lang se conmueve hasta las lágrimas interpretando las Variaciones Goldberg.
Quizá por la conexión “con el espíritu religioso” que experimentó durante este recital, según explica el propio pianista: “Por ejemplo, en la variación 25, Adagio, que es como un consuelo que purifica el alma”.
Dice Lang Lang que la música es curativa y que la de Bach tiene “un poder curativo todavía mayor”. Una cura que el artista chino seguro que se ha aplicado a sí mismo. El pianista chino vivió una dura infancia, presionado hasta el extremo por su padre, un hombre frustrado por la Revolución cultural china y quien recomendó a su hijo, de 9 años de edad, que se suicidara cuando no pudo entrar en el conservatorio de Pekín.
Se volcó en la música
Por fortuna, el intérprete hizo oídos sordos y solo se volcó en la música hasta convertirse en uno de los pianistas más solicitados. Aunque incluso los prodigios como él tienen sus limitaciones y la de Lang Lang, hasta ahora, fue Johann Sebastian Bach.
Bach fue profundamente cristiano. No era católico, era luterano, y toda su obra, en sus propias palabras, era “para la gloria de Dios y la recreación del espíritu humano”. A pesar de llegar a ser el maestro de capilla en la corte del príncipe Leopoldo, nunca buscó la fama.
De hecho, dejó el ambiente cortesano para apartarse de cualquier distracción y dedicarse únicamente a la música desde una posición mucho más humilde, como cantor y director del coro en la Iglesia de Santo Tomás de Leipzig, donde años después sería enterrado.
Y pese a que no era católico, conocía bien el rito de la misa católica. Así lo demuestra la maravillosa Misa en si menor, una muestra de virtuosismo técnico y de profundidad espiritual que solo los genios son capaces de combinar.