separateurCreated with Sketch.

¿Visiones sobrenaturales o trastorno mental? Distínguelo

whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Julio de la Vega-Hazas - publicado el 30/05/20
whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Cómo diferenciar los videntes auténticos de los visionarios trastornados, los profetas verdaderos de los falsos

¿En qué se diferencia un auténtico profeta de uno trastornado y falso? Profeta no significa el que declara el futuro de parte de Dios, sino el que habla de parte de Dios.

La predicción es la prueba de autenticidad, pero la mayoría de las veces no era el núcleo del mensaje. El retoque obedece también a que muchas veces no se alega haber visto algo, sino solo haberlo oído.

La cuestión es antigua. La encontramos en uno de los más antiguos libros del Antiguo Testamento, el Deuteronomio.

Moisés anuncia al pueblo que, para su guía en el futuro, Dios enviará profetas a su pueblo. Y, claro está, surge la pregunta sobre cómo distinguir a los auténticos de los falsos.

Aquí tenemos por tanto un primer criterio, siendo probablemente el más claro ejemplo en nuestros días el mensaje de los niños videntes de Fátima.

En su mensaje se anunciaron sucesos –el advenimiento de una segunda guerra mundial, el importante papel de Rusia (no sabían qué era: pensaron que era una señora) en el ataque a la fe justo antes de la revolución soviética, etc.- que se han cumplido.

Un segundo criterio lo encontramos en el mismo Deuteronomio:

Es decir, que si lo que anuncia incluye algo contrario a la doctrina o la moral católicas, ese mensaje no puede venir de Dios.

El Señor no puede contradecirse, de forma que deje su doctrina en manos de la Iglesia, y a la vez envíe a alguien con un mensaje incompatible con la misma.

Más común aún, para discernir, es examinar el motivo del mensaje.

Si se analiza el contenido de los mensajes considerados como auténticos, como son los de Fátima o Lourdes, se concluye fácilmente que, como en el caso de los antiguos profetas, son llamadas a la conversión.

Por eso, cualquier pretendido mensaje que se limite a vaticinar próximas catástrofes, sucesos apocalípticos o cosas parecidas, sin incluir un claro mensaje de llamada a la conversión, merece como poco una actitud de recelo.

También lo merecen mensajes en los que se transmite la idea de un Dios vengativo. Los sufrimientos de este mundo que Dios quiere o permite tienen un carácter medicinal, sirven para hacer reflexionar, para invitar a volver a Dios a quien se ha alejado de Él.

El juicio final ya llegará, pero no se adelanta en este mundo.

Por otra parte, cuando existe un trastorno mental, los síntomas no se reducen a ser un pretendido visionario.

Ciertamente, un profesional de la psiquiatría los detecta y diagnostica con mucha más facilidad y precisión, pero eso no significa que cualquier persona no pueda darse cuenta de que alguien no está en su sano juicio, o si se prefiere en su total sano juicio.

Cuando se trata de personas sin contacto con nosotros, que han adquirido notoriedad, en principio yo recomendaría seguir un consejo sacado del Evangelio:

Si, a raíz de alguna visión, se encuentran frutos de conversiones de personas alejadas de Dios, de confesiones por parte de personas que no acudían a reconciliarse con Dios desde hacía muchos años, aquello tiene buena pinta.

Si no, podemos dudar de su autenticidad con motivo; si tuviera efectos negativos –discordias, dudas en la fe, etc.-, se puede concluir con certeza en su falsedad.

PRINCIPE GURDJIEFF
Capture Youtube

Además, cuando hay notoriedad, suele mediar el juicio de la Iglesia, sea del obispo local, o sea de la Santa Sede.

Conviene saber al respecto que la jerarquía de la Iglesia ha sido siempre muy cauta, tomando medidas de cautela hasta no tener indicios de autenticidad.

Pongamos por ejemplo el del indio Juan Diego, hoy san Diego Cuauhtlatoatzin. La Virgen le pidió que fuera al obispo, pero éste –Juan de Zumárraga- pedía pruebas de autenticidad, y hasta que el indio no vino con su ayate lleno de rosas –fuera de temporada- y con la imagen –Nuestra Señora de Guadalupe- grabada en el mismo, no empezó a tomárselo en serio.

São Juan Diego
CC

De todas formas, hay casos dudosos, incluso tras haber puesto todos los medios razonables de indagación. Quizás el caso contemporáneo más conocido sea el de la italiana María Valtorta.

WEB MARIA VALTORTA WRITER ITALY © maria-valtorta.org
© MARIA-VALTORTA.ORG

Había pareceres para todos los gustos. Tras una minuciosa investigación, se concluyó que no había indicios suficientes de autenticidad, pero tampoco pruebas de falsedad.

Y, como no había nada contrario a la fe católica, se dictaminó que sus escritos podían utilizarse para la piedad privada si así se deseaba. O sea, que cada cual juzgara según su parecer.

Esto nos dice por lo demás algo interesante. Y es que, en un mundo como el nuestro que quiere certezas para todo, si alguna de estas visiones no contiene nada contrario a la fe, la moral o la vida cristianas, nos viene a decir que no importa demasiado equivocarse sobre su autenticidad.

Si Dios quiere que un determinado mensaje se difunda, ya se las arregla para proporcionarnos sellos de autenticidad. Lo sucedido en Guadalupe, Lourdes o Fátima dan buena prueba de ello.

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.