Desde Petra hasta el Monte Nebo, la hospitalidad proverbial jordana y su rica historia hacen de este país un destino perfecto de peregrinación y aventuraLa tradición bíblica afirma que Moisés cruzó el Jordán, desde el Mar Rojo en el sur, hasta el norte, llegando al Monte Nebo en su camino hacia la Tierra Prometida. De hecho, desde las playas de arena de Aqaba, junto al Mar Rojo, se puede ver Egipto. Es difícil no tener la impresión de que uno está siguiendo el camino que Moisés mismo abrió mientras camina por la ciudad.
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Moisés es una presencia constante en Jordania, al igual que Elías, Juan el Bautista y el mismo Jesús. Por ejemplo, la ciudad más cercana a la antigua ciudad nabatea de Petra se llama Wadi Mousa, “el Valle de Moisés”, también conocido como “el Guardián de Petra”.
La tradición dice que mientras Moisés caminaba por este valle, golpeó la roca y de ella salió agua, en el lugar ahora llamado Ain Mousa, “el pozo de Moisés”. De esta misma fuente los nabateos sacarían agua, a través de un acueducto de arcilla que todavía está allí, hasta llegar a Petra (el bíblico “Sela”).
También se dice que esta ciudad es el lugar de enterramiento del hermano de Moisés, Aaron. Su tumba, afirman los guías locales, se puede encontrar cerca, en la cima del monte Hor.
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Por supuesto, lo que ni Moisés ni Aarón ni ningún otro peregrino alguna vez soñaron era montar en un jeep a través del magnífico desierto de Wadi Rum durante la puesta del sol, descubriendo antiguos petroglifos.
Contemplar las estrellas (y la Vía Láctea) mientras bebes té en este magnífico desierto en medio de la noche, disfrutando de la hospitalidad proverbial de los beduinos, ciertamente hace recordar la promesa que Dios le hizo a Abraham: “Multiplicaré en número a tus descendientes, más que las estrellas en el cielo y la arena en la orilla del mar”. Aquí, en Jordania, todas estas referencias bíblicas cobran vida.
Los muchos caminos diferentes que uno puede encontrar recorriendo Jordania están cubiertos con una pátina bíblica o están llenos de significado religioso. Uno deambula constantemente por los mismos paisajes que Moisés, Aarón, Elías, el Bautista y Jesús visitaron.
De hecho, uno puede ir fácilmente desde el lugar de nacimiento del profeta Elías, Tel Mar Elias, donde los peregrinos de las tres religiones abrahámicas atan cintas rojas a un roble, rindiendo homenaje al profeta que también recorrió este camino hasta el Monte Carmelo.
No es de extrañar que el “Sendero del Jordán” se considere el equivalente en Tierra Santa del Camino de Santiago.
La Tierra Santa, la Tierra de la Biblia, la Tierra de Jesús siempre impacta a quien la visita