A veces no es cuestión de tiempo, sino de organización
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Dicen que la manera que inviertas tu mañana, determinará el funcionamiento del resto del día. Entonces veamos qué hacían estos grandes personajes que destacaron en áreas que van desde la política hasta la ciencia y la literatura.
1. Mozart y Sigmund Freud
El compositor austríaco invertía una hora para su arreglo personal todas las mañanas y el fundador del psicoanálisis recibía la visita de un barbero para acicalar bien su barba. Quizá para algunos resulte un tanto superficial o vanidoso, pero en el fondo se trata de mimarte desde temprano. Trata de hacer algo que te suba el ánimo, te dé alegría o suba tu confianza. Puede ser desde hacer media hora de ejercicio hasta tomar una taza de tu té favorito o escuchar esa canción que te pone de buen humor antes de emprender tu jornada diaria.
2. Benjamin Franklin
El ex presidente de los Estados Unidos tenía una rutina matutina muy disciplinada que dejó evidencia en unas anotaciones de su cuaderno. Se levantaba a las 5:00 am, se lavaba y se preguntaba a sí mismo: “¿Qué voy a hacer de bueno en este día?” Esto le hacía fijar un objetivo. Luego estudiaba un poco y desayunaba a eso de las 7:00 am. Entre 9:00 y 12:00 pm se dedicaba al trabajo. Luego almorzaba, repasaba sus cuentas y leía un poco. A eso de las 3:00 pm volvía a trabajar hasta las 6:30 pm. Posteriormente, organizaba sus cosas, cenaba y dedicaba tiempo a la música y diversión. Se iba a dormir como a la medianoche, pero no sin antes preguntarse: “¿Qué cosa buena hice en este día?” Son dos preguntas de apariencia sencilla, pero en realidad te hacen poner tu mente en positivo, te invitan a obrar bien y reflexionar sobre lo que haces cada día para que tomes medidas correctivas de forma rápida de ser necesario. Además de ser uno de los padres fundadores de su nación, Franklin también fue un gran inventor.
3. Jane Austen
La escritora de Orgullo y Prejuicio tocaba piano apenas se levantaba. Las actividades que estimulan la mente son como gasolina para tu cerebro. ¿No eres bueno tocando ningún instrumento? Prueba leer el capítulo de un buen libro, haz un crucigrama mientras tomas tu taza de café o colorea algún dibujo pequeño. Pon a tu mente a trabajar desde temprano pero con algo divertido e inspirador.
4. Charles Darwin
Para comenzar el día con una mente fresca, este científico daba un paseo a pie todas las mañanas por unas caminerías cerca de su hogar en Kent (Inglaterra) acompañado de su perro. Es algo sencillo pero está comprobado que ciertos tipos de ejercicios (sobre todo aquellos que no requieren de mucho pensamiento para realizarlos) estimulan ciertas regiones sensoriales y motoras del cerebro, permitiendo así que las ideas fluyan más fácilmente. Así que ya sabes, si tienes un problema que te cuesta resolver, piénsalo mientras te das un par de vueltas (aplica también durante un momento libre en el trabajo a media mañana o mitad de la tarde).
5. Herman Melville y Lyman Frank Baum
El autor de Moby-Dick compró una granja en el estado de Massachusetts para atenderla él mismo. Se levantaba a las 8:00 am para alimentar sus caballos y vacas (hasta escribió sobre el placer que le daba verlas mover sus mandíbulas) y luego él desayunaba y comenzaba a escribir. Mientras tanto, el escritor de El Maravilloso Mago de Oz prefería la jardinería, poniéndole atención cuidado a sus crisantemos. No necesitamos comprar una granja o una gran casa con jardín, con tener una mascota o una pequeña planta en casa es más que suficiente. Cuidar de otros seres vivos nos permiten distraernos y darle otro sentido a nuestra propia existencia cada día.