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¿Por qué sucede la persecución de los cristianos en Oriente Medio?

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Renée Hannah Hattar - publicado el 21/07/15
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El hecho de profesar una religión pacífica les convierte en “vulnerables”
Viendo últimamente las noticias nos encontramos con un Oriente Medio en el que no cesa la violencia. Donde las victimas que sufren una persecución histórica son cristianos. Una de las preguntas que nos surgen a la raíz de esta situación es ¿por qué especialmente los cristianos?

La respuesta no es simple. Existen varias razones para explicar las causas de la persecución de los cristianos en esta zona del mundo. Pero antes de mencionar a algunas de ellas, debe advertirse que junto a cristianos, el Estado Islámico ejecuta una violencia indiscriminada. Prueba de ello es lo visto durante la reciente guerra en Siria, donde grupos como los yazidies han sufrido persecución. Pero es verdad que dentro de las minorías conocidas en el mundo islámico, los cristianos forman el grupo más relevante en número y trayectoria. Históricamente considerado como opositor a la religión mayoritaria: el Islam.

En primer lugar, al ser minoría en tierras de mayoría islámica, los perseguidores perciben a los cristianos orientales como minorías  vulnerables, fácilmente manipulables. Un grupo que visibilice el control y dominio de la mayoría dominante sobre esta y otras minorías. Chivos expiatorios en sus conflictos.

En segundo lugar, el posicionamiento anti violento de los colectivos cristianos les convierte en una víctima fácil. Los ejemplos de esta postura han sido claros en la historia de los cristianos orientales, marcada por su fidelidad al mensaje de Jesucristo, implicándose decididamente en causas y dinámicas no violentas. Especialmente por una regeneración cultural de su riqueza histórica.

Por ejemplo, durante el siglo XIX los árabes cristianos en la zona de la gran Siria (hoy Siria, el Líbano, Jordania, Israel y Palestina) fueron los impulsores del renacimiento árabe o Nahdah. Científicos, periodistas y filólogos cristianos resucitaron la lengua árabe después de haber pasado por siglos de decadencia, fundando periódicos, revistas y centros culturales y sentando las bases del nacionalismo árabe contemporáneo.

Según las enseñanzas de Jesucristo, los cristianos aceptan el hecho de que el martirio forma parte de su fe: “Entonces os entregarán a la tortura y os matarán, y seréis odiados de todas las naciones por causa de mi nombre. Muchos se escandalizarán entonces y se traicionarán y odiarán mutuamente” (Mt. 24:9-10).

En sus himnos, San Efrén de Nisibe, afirmaba en 363 durante la persecución del emperador Juliano que esa circunstancia era la prueba fehaciente para distinguir al verdadero cristiano, que acude a la “viña” aún en invierno, sufriendo la ausencia de frutos vivibles, pero perseverando en Cristo. He aquí una razón importante que ha llevado a la gran mayoría a aceptar la muerte como parte de su compromiso y testimonio de fe. El rico legado histórico y litúrgico de esta tierra se suma a su ejemplo como testigos excepcionales de entrega.  Ejemplo vivo de fe, amor y perdón.  

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