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San Vicente de Paúl, desgastado por la caridad al prójimo

St. Vicent Paul

Rostro reconstruido de San Vicente de Paúl

Dolors Massot - publicado el 27/09/14 - actualizado el 27/09/23
La vida de San Vicente de Paúl lo hizo sensible a las necesidades humanas y, sufriendo él mismo la esclavitud, supo resolver los infortunios de los vulnerables

San Vicente de Paúl nació en Pouy (Gascuña, Francia) en 1580 y murió en París el 27 de septiembre de 1660. Nacido en una familia campesina, estudió Humanidades y Teología. Se ordenó sacerdote en 1600 y permaneció en Toulouse y alrededores.

En 1605 regresó a Marsella, donde había ido a causa de una herencia, y allí fue hecho prisionero por piratas turcos que lo llevaron a Túnez. Fue vendido como esclavo, pero escapó en 1607 con su amo, al que convirtió.

De regreso a Francia, fue a Aviñón a ver al delegado papal. Viajó a Roma para seguir sus estudios pero fue enviado de vuelta a Francia en 1609, en una misión secreta cerca de Enrique IV. Fue nombrado capellán de la reina Margarita de Valois y se le ofreció la pequeña abadía de Saint-Léonard-de-Chaume.

Comienza las fundaciones para los pobres

A petición del señor de Bérulle, fundador del Oratorio, se encargó de la parroquia de Clichy, cerca de París, pero varios meses más tarde (1612) entró al servicio de los Gondi. Comenzó a fundar misiones en sus terrenos pero por humildad prefirió no seguir trabajando para esta familia tan ilustre.

Fue a ejercer el ministerio sacerdotal a Chatillon-les-Dombes (Bresse) y allí convirtió a varios protestantes y además fundó la primera cofradía de caridad para asistencia de los pobres. Los Gondi le pidieron que volviera y así lo hizo cinco meses después, poniendo en marcha de nuevo las misiones campesinas.

Esta vez su fama, que ya había llegado a París, hizo que varios sacerdotes se unieran a su labor pastoral. Las cofradías de caridad experimentaron entonces un gran crecimiento -Joigny, Châlons, Mâcon y Trévoux- que iría en aumento hasta la Revolución Francesa.

Atendiendo a los condenados a galeras

San Vicente puso entonces su mirada sobre los condenados a galeras, que estaban sometidos al señor de Gondi como general de las galeras de Francia. Antes de ir a la embarcación o cuando desembarcaban enfermos, se les tenía en mazmorras insalubres con grilletes en los tobillos.

El sacerdote comenzó a visitarlos, a atenderlos aunque fuera un trabajo repulsivo y a administrarles sacramentos. Le acompañaban a veces otras personas, que se conmovían y así lograba que intercedieran por los presos. San Vicente compró entonces una casa y la convirtió en hospital para cuidarlos.

El rey Luis XIII, enterado de estos hechos, lo nombró capellán de las galeras. Esto hizo que san Vicente viajara a Marsella, donde había muchos otros condenados. Diez años más tarde, lograría crear allí un hospital. También fue a Burdeos con este mismo objetivo en 1625.

San Vicente fundó en 1625 un instituto religioso, con el impulso de la señora Gondi: la Congregación de la Misión en 1625. Ocho años más tarde, junto con santa Luisa de Marillac, fundó la Compañía de las Hijas de la Caridad.

Preocupado por el escaso número de sacerdotes en Francia y por la formación de las vocaciones, creó centros que más tarde serían seminarios.

Bebés abandonados a cientos en París

Su preocupación social tuvo consecuencias muy directas en la atención de los más vulnerables. Por ejemplo, ordenó que un gran número de Hijas de la Caridad se dedicara a cuidar de los niños expósitos, que en aquellos tiempos era enorme (se calcula que unos 300 al año solo en la capital).

También se volcó con los pobres que generó la guerra de la Fronda, especialmente en París. Organizó a las Damas de la Caridad, entre las cuales había unas 200 mujeres de la clase alta francesa, para que ayudaran a los más necesitados, tal como se lo había pedido el mismo arzobispo de París.

Platos de sopa desde san Lázaro

Anciano, con más de 70 años, seguía marcando ritmo a las acciones de caridad, entre ellas la de repartir un plato de sopa dos veces al día a los pobres en San Lázaro. Allí también impartía retiros espirituales, tanto para laicos como para religiosos, y se calcula que en los últimos veinte años de su vida cerca de 20 mil personas asistieron a ellos.

Se cuenta que había tanta demanda de asistentes que ya no cabían más en San Lázaro. Ante la queja de uno de los gestores porque ya no cabía nadie más, san Vicente de Paúl le respondió: “Bueno, den mi habitación”.

Un donante anónimo le dio 10 mil libras y san Vicente pudo fundar el Hospicio del Nombre de Jesús, para cuarenta ancianos y ancianas. En la actualidad se llama Hospital de los Incurables.

Después de una prolongada e intensa vida de trabajo pastoral, entregado como sacerdote, san Vicente de Paúl falleció exhausto el 27 de septiembre de 1660.

Su corazón se trasladó a la casa madre de las Hijas de la Caridad, en la Calle de Bac, y allí se venera.

Patronazgo

San Vicente de Paúl es patrono de las instituciones que se dedican a las obras de caridad.

Oración

¡Oh, glorioso san Vicente,
celeste Patrón de todas las asociaciones de caridad y padre de todos los desgraciados,
que durante tu vida nunca abandonaste a ninguno de cuantos acudieron a ti!

Mira cuántos males pesan sobre nosotros, y ven en nuestra ayuda;

alcanza del Señor socorro a los pobres, alivio a los enfermos, consuelo a los afligidos, protección a los desamparados, caridad a los ricos, conversión a los pecadores, celo a los sacerdotes, paz a la Iglesia, tranquilidad a las naciones, y a todos la salvación.

Sí, que todos experimenten los efectos de tu tierna compasión, y así,
ayudados por ti en las miserias de esta vida,
nos reunamos contigo en el cielo,
donde no habrá ni tristeza, ni lágrimas, ni dolor,
sino gozo, dicha, tranquilidad y bienaventuranza eterna.

Amén.

Si quieres consultar la vida de otros santos, puedes seguir este enlace.

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