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Nació en Torre Hermosa, Aragón, España. Es el patrono de los Congresos Eucarísticos y de la adoración nocturna. Su gran amor fue la Sagrada Eucaristía. Desde los campos donde cuidaba las ovejas de su amo, alcanzaba a ver la torre del pueblo y de vez en cuando se arrodillaba a adorar el Santísimo Sacramento.
En esos tiempos se acostumbraba que al elevar la Hostia el sacerdote en la Misa, se diera un toque de campanas. Cuando el pastorcito Pascual oía la campana, se arrodillaba allá en su campo, mirando hacia el templo y adoraba a Jesucristo presente en la Santa Comunión. Como religioso franciscano, sus oficios fueron siempre los más humildes: portero, cocinero, mandadero, barrendero.
Durante el día, cualquier rato que tuviera libre lo empleaba para estarse en la capilla, de rodillas con los brazos en cruz adorando a Jesús Sacramentado. Por las noches pasaba horas y horas ante el Santísimo Sacramento.
Pascual compuso varias oraciones muy hermosas al Santísimo Sacramento Sus superiores lo enviaron a Francia a llevar un mensaje. Llegado a Francia, descalzo, con una túnica vieja y remendada, lo rodeó un grupo de protestantes y lo desafiaron a que les probara que Jesús sí está en la Eucaristía.
Pascual habló de tal manera bien de la presencia de Jesús en la Eucaristía, que los demás no fueron capaces de contestarle. Lo único que hicieron fue apedrearlo. Había recibido de Dios ese don especial: el de un inmenso amor por Jesús Sacramentado.
Siempre estaba alegre, pero nunca se sentía tan contento como cuando ayudaba a Misa o cuando podía estarse un rato orando ante el Sagrario del altar.
Pascual nació en la Pascua de Pentecostés de 1540 y murió en la fiesta de Pentecostés de 1592, el 17 de mayo (la Iglesia celebra tres pascuas: Pascua de Navidad, Pascua de Resurrección y Pascua de Pentecostés.
Pascua significa: paso de la esclavitud a la libertad. Los milagros que hizo después de su muerte fueron tantos, que el Papa lo declaró santo en 1690. Además nombró a san Pascual Bailón Patrono de los Congresos Eucarísticos y de la adoración nocturna.
Oremos
Tú, Señor, que concediste a san Pascual Bailón el don de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de este santo, la gracia de que, viviendo fielmente nuestra vocación, tendamos hacia la perfección que nos propones en la persona de tu Hijo, que vive y reina contigo.
Artículo publicado originalmente por evangeliodeldia.org
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