El papel de los padres en la educación de la fe de sus hijos es primordial e irremplazable. ¿Deben realizarlo hasta su muerte o bien hasta que los niños sean mayores? Nos ofrece unas explicaciones el abad Vincent Baumann, fundador de KT Sens en París, una asociación destinada a la formación catequista de estudiantes y jóvenes profesionales.
¿Cuánto tiempo somos responsables del alma de un hijo?
En la educación con vistas a favorecer en el hijo una auténtica autonomía, la intervención de los padres debe ir decreciendo a medida que el hijo crece. Eso no implica la desaparición de la responsabilidad parental, sino su evolución.
Hasta su muerte, los padres deberán esforzarse por seguir siendo para sus hijos un modelo, si bien cada vez con mayor discreción hasta aceptar no ser para el hijo más que un recurso de consejo.
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¿Qué hacer si se aleja de la fe?
A los padres les vendría bien adoptar la postura del padre en la parábola del hijo pródigo, manteniéndose dispuestos a recibir al hijo incondicionalmente.
No se trata de excluir la corrección, que además recomienda el Evangelio, sino de recordar que esta solo es una de las modalidades de la misericordia.
Que los padres no teman dejar que sus hijos tomen cierta distancia de perspectiva una vez que su trabajo como educadores haya terminado.
Aunque su responsabilidad hacia ellos sigue existiendo, son solo unos coeducadores a quienes su descendencia les fue confiada por un Padre que no deja de velar por ellos y que tiene todo en su mano divina.
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