Los polos opuestos se atraen pero a veces discuten demasiado. Sin embargo hay una regla de oro que puede ayudar mucho a la pareja
Si los opuestos se atraen, a veces también tienen problemas para entenderse bien de tan diferentes que son.
Vivir en pareja con nuestro alter ego –una réplica exacta de cómo somos y de cómo pensamos– sin duda no es deseable, pero vivir con alguien muy distinto puede resultar doloroso si no nos hemos esforzado por conocernos y aprender qué cosas nos distinguen. ¿Qué hacer para que las diferencias enriquezcan más de lo que nos separan?
Léa, a pesar saber que con su marido tiene sólidos puntos en común, se siente decepcionada al descubrir grandes divergencias. Casada desde hace cinco años y madre de dos niños de 4 y 2, piensa en todas las cosas que la separan de su esposo, ya que desearía vivir y hablar con un solo corazón y una misma voz.
Hoy enumera algunas molestias de la vida cotidiana que se repiten de manera constante y le pesan. Aquí una lista (no exhaustiva, matiza) de esas cosas:
- dejadez frente a la gestión del dinero,
- indiferencia ante el desorden,
- actitud laxa frente a la educación de los hijos…
Su esposo responde que tiene problemas con el lado superahorrador de su esposa. Según él, una casa que está viva siempre está un poco desordenada.
En materia de educación de los hijos, su referencia es lo que vivió con sus padres. Y termina diciendo que, sin duda, todo esto exige que lo revisen juntos.
En efecto, la comunicación es indispensable para aclarar las incomprensiones, malinterpretaciones y bloqueos diversos que esterilizan la vida en pareja. Para lograrlo, podemos intentar observar las diferencias del cónyuge con una mirada bondadosa: “¿De qué modo su actitud podría ser interesante, incluso del todo aceptable, si cambio mi punto de vista?”. Esto ayudará a encontrar un justo equilibrio entre las formas de actuar y de pensar.
Regla de oro y puntos en común
Otra actitud que adoptar: ¡renunciar a querer cambiarlo o cambiarla! Si es necesario un cambio, ¡empecemos por nosotros mismos ayudándonos de comentarios lo más precisos y benévolos posibles de nuestro esposo o esposa! ¿Nuestras opiniones difieren en ciertos puntos? Con respeto, podemos aplicar esta regla de oro que podemos encontrar en la Biblia : “En todo, traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes” (Mt 7,12-14).
Por último, hay algo más fundamental que esos desacuerdos decepcionantes: los puntos comunes que señalaba Léa. Aunque no es necesario compartir todos los valores, sí hace falta que los más fundamentales para cada uno sean comunes. Es en estos valores profundos donde se arraiga la firmeza de la relación.
Marie-Noël Florant