Para muchos padres, “rezar” rima con “pelear”. Sin embargo, es posible rezar con sus niños siempre que lo haga bien…
No siempre es fácil rezar con los hijos, especialmente cuando son numerosos y pequeños. Para que la oración de la tarde no sea una fuente de molestia para todos los miembros de la familia, debe basarse en cuatro palabras simples: “Gracias”, “Perdón”, “Por favor” y “Te amo”.
Gracias
Podemos comenzar con la oración de alabanza. Gracias a Dios por ser nuestro Padre y gracias por todos sus dones.
Perdón
Dios nos ofrece su perdón. Podemos pedirle perdón por algo específico que nos ha desviado de Él. Esta petición puede hacerse en silencio, evocando cada uno sus pecados en su corazón.
Por favor
Todo proviene de Dios. Pongámonos de pie ante Él, manos abiertas, como mendigos. La oración puede estar en relación con cualquier cosa, desde el deseo más material hasta la sed más profunda. Lo que importa no es lo que pedimos, sino la forma como lo pedimos: no como un debido, sino como una acción de gracia. Esta petición puede concluirse con las siguientes palabras: “Hágase tu voluntad y no la mía”.
Te amo
La oración comienza con alabanzas y se termina con alabanzas. Decirle a Dios: “Te amo” es expresarle nuestra sed de vivir de su amor y en su amor.
Así pues, no olvides que la mejor manera de llevar los niños a la oración es hacerlos cantar, en el sentido proprio, con sus alabanzas, sus peticiones y sus intercesiones.
Por Christine Ponsard