Son las 8 a.m. Estoy sentado frente al computador. Escribo. He regresado de la misa de 7 a.m. Sé que soy descuidado y le pido a Dios que convierta mi trabajo en oración.
Hace algunos años, cuando decidí el camino que seguiría, nunca imaginé que hoy estaría frente a un ordenador escribiendo estas líneas para ti. Compartiendo un día de mi vida.
Trabajo en casa como escritor católico.
Me preguntas: “¿Se puede vivir de esto?” Tengo una familia grande, 4 hijos y muchas deudas. Es casi imposible, pero encontré la forma. He aprendido a confiar, esa es la base de todo. “Dejar a Dios actuar en mi vida. Permitirle que me lleve donde Él desea que vaya”.
¿Y cómo te sostienes?
No sé cómo explicarte esto:
“Dios siempre provee”.
Puedes decirme que es simple casualidad, que esas cosas no ocurren. Acepto tu punto de vista. Pero cuando no ocurre una vez ni dos sino casi todos los días, durante doce años, te das cuenta que Dios vive en medio de la humanidad. Es un gran Padre y vela por todos nosotros.
¿Recuerdas estas palabras?
“Por tanto, no se preocupen, diciendo: ‘¿Qué comeremos?’ o ‘¿qué beberemos?’ o ‘¿con qué nos vestiremos?’ Porque los Gentiles (los paganos) buscan ansiosamente todas estas cosas; que el Padre celestial sabe que ustedes necesitan todas estas cosas. Pero busquen primero Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. (Mt 6, 31)
Esta promesa la leo a menudo, sobre todo cuando estoy en apuros, y la verdad, me cuesta… pero me digo: “Debes confiar Claudio, confía”.
11:00 a.m. Sigo sentado frente al computador.
Baja Vida y me dice: “Vamos, hay que cambiar de ambiente”.
Salimos a dar una vuelta en auto, tomo aire fresco y de vuelta a casa, regreso a mi silla, mi escritorio y mi computador.
Escribir suena poético. Yo lo pensé, casi mágico. Pero en la vida real es un oficio un poco solitario.
Como autor católico me obligo a ver el mundo, lo que en él ocurre y a reflexionar sobre nuestra fe, lo que hacemos, y lo que Dios nos pide. Tengo momentos de oración y procuro conservar la cercanía de Dios. Vivo en familia, y lo disfruto grandemente. Mi esposa cuida de mí, que soy un despistado y le estoy agradecido.
Hago altos específicos. Cada día tengo 3 salidas que procuro no saltar.
- Visito a Jesús en el sagrario con mi esposa Vida.
- Nos vamos a una cafetería a charlar y disfrutar un delicioso café con unos panecillos o un dulce recién horneado.
- Llevo a Vida, a donde quiera ir. Siempre es divertido salir con ella. Me despeja la mente y me ayuda a tener nuevas ideas para escribir.
¿Qué hora es? He perdido el sentido del tiempo. Acabo de terminar un libro para los papás, esperando que sea «un canto a la vida»y nuestra familia.
Qué sabrosa es la vida. A pesar de las dificultades, vale la pena.
¡Qué bueno eres Señor!
…………..
………………………………..
Te invitamos a conocer los libros de espiritualidad y auto superación del autor católico Claudio de Castro.
Para México – España – Latino América y Estados Unidos