He venido a visitarte Jesús, escondido en el Sagrario. Entré al oratorio y no te saludé. Me senté en una de las bancas y me fui lejos con mis pensamientos. Traía conmigo los ruidos de la calle. No me arrodillé en un gesto de humildad, ni guardé el silencio interior para poder escucharte, ni recordé que eres mi mejor amigo, el Rey de Reyes, ilusionado por recibir nuestra visita.
Mi mente vagó por mil lugares. Pensaba en los cientos de dificultades que enfrento y no sé cómo resolver.
Seguí lejos de ti, estando frente a ti y de pronto sentí tus dulces palabras en mi alma:
“Claudio, aquí estoy”.
Qué mal me he sentido.
“Perdóname Señor”.
Por un momento perdí conciencia del lugar sagrado en que estoy, ante quién me encuentro.
Recordé la oración de santo Tomás de Aquino a Jesús Sacramentado.
“Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A Ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte. Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más verdadero que esta palabra de verdad. En la Cruz se escondía sólo la Divinidad, pero aquí se esconde también la Humanidad; creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido. No veo las llagas como las vio Tomas pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti espere y que te ame…”
Eres el hijo de Dios. Si pudiera verte con los ojos del alma quedaría maravillado ante tu Majestad.
He recordado una canción de Martin Valverde “GLORIA” y en mi mente la he cantado tratando de agradarte, que estés feliz con mi visita, a pesar de lo distraído que soy.
Las personas empiezan a llegar a este maravilloso oratorio. Pequeño, pero acogedor, que invita a la oración.
“¿Estás aquí Jesús?”
“Aquí estoy Claudio”.
“TE QUIERO Jesús. No me cansaré de decírtelo y repetirlo. Te quiero”.
Le pedí por ti y por los que hoy le visitan en todos los sagrarios del mundo. Hice la Comunión Espiritual y me marché.
¿Puedo pedirte un gran favor? Cuando vayas a verlo al sagrario dile: “Claudio te manda saludos Jesús”. Y luego dile que le quieres. Una y otra vez:
“Te quiero Jesús”.
………………………..
¿Conoces el libro “EL SAGRARIO? Lo escribí para ayudarte en tus visitas a Jesús en el sagrario, para que puedas conocerlo y amarlo más. Me ilusiona que lo conozcas y lo visites a diario. Y le digas que le quieres.
“EL SAGRARIO” es un clásico de espiritualidad que “ENCIENDE los CORAZONES” en amor a Jesús Sacramentado. Escrito por nuestro autor Claudio de Castro
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