La Cuaresma está llegando a su fin.
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Cuando era un niño, mi mamá me llevó a conocer a una de sus grandes amigas, una que lo fue de toda su vida, la Beata Sor María Romero Meneses.
Para ese entonces eran tantos los milagros alrededor de esta religiosa salesiana que miles de personas acudían a ella por consejos y para pedir una ayuda del cielo, en san José, Costa Rica. Ella los enviaba al sagrario a los pies de Jesús Sacramentado y les pedía confianza plena en María Auxiliadora, su dulce madre del cielo.
Recuerdo que esa tarde había cientos de devotos, esperando para verla y hablar con ella. Era un niño y me habían contado que sor María no caminaba, flotaba. Cosas de la gente. Yo en mi inocencia al verla pasar me eché al piso y pegué el rostro al suelo para ver bajo su hábito si era verdad.
Los santos al caminar dejan una aureola, una especie de perfume que toca el alma.
Conocí también a Sor Laura Medal, quien fue su mano derecha por muchos años en la Casa de María Auxiliadora.
Los escritos de sor María conmueven el alma y te llevan al Amor de los Amores. Nos ayudan a encontrar a un Dios misericordioso y justo, enamorado de la humanidad.
“Cuando Jesús ama un alma, cuando pone en ella sus ojos y su corazón no hay nadie ni nada, ni en el cielo ni en la tierra, ni en los infiernos, que sea capaz de arrebatársela».
«Cada vez que alguien intente cerrar la puerta del amor para el alma escogida por Dios, no hace otra cosa que excitar al Altísimo para que lleve a cabo su obra admirable y gloriosa… Si nos disipamos, Él sabe ir en pos de nuestras almas y sabe hacer llegar hasta lo profundo de ellas su voz dulcísima que nos hace volver a sus brazos…»
“De tal manera es el amor de Dios, de tal manera es firme, que nadie puede arrebatar la obra en la que Él ha puesto su sello propio, con su carácter definitivo en las almas”.
Disculpa haré un alto… Debo confesarte algo, al leer esta frase: “Él sabe ir en pos de nuestras almas”, me he emocionado. Me ha pasado tantas veces. Seguro que también a ti. Me alejo de Dios, con mis pecados y de pronto algo ocurre que me recuerda su presencia amorosa: “Te estoy esperando Claudio”. Hago una buena confesión sacramental y regreso a su lado, camino en su presencia.
Qué bueno es Dios que nada escatima para buscar a sus hijos amados.
Me encanta saber que es mi Padre, nuestro Padre.
¡Dios te bendiga!
………..
¿Conoces el libro «EL SAGRARIO? Lo escribí para ayudarte en tus visitas a Jesús en el sagrario, para que puedas conocerlo y amarlo más. Me ilusiona que lo conozcas y lo visites a diario. Y le digas que le quieres.
“EL SAGRARIO” es un clásico de espiritualidad que «ENCIENDE los CORAZONES» en amor a Jesús Sacramentado. Escrito por nuestro autor Claudio de Castro
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