Es un hecho y lo sé por experiencia propia, “sin la oración estamos perdidos”. Sobre todo, perdidos en estos tiempos oscuros que vive la humanidad con esta Pandemia, que a tantas personas buenas se ha llevado y a muchos ha dejado sin empleo.
Sin la oración perdemos el camino, la esperanza y la fortaleza para enfrentar la vida.
Para mí orar es hablar con Dios, estar en su amable y dulce presencia. San Agustín fue muy gráfico al explicarnos el sentido de la oración:
“La oración es el encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre”.
La Madre Teresa de Calcuta dio una explicación maravillosa sobre el don de la oración:
“La oración ensancha el corazón, hasta hacerlo capaz de contener el don de Dios. Sin Él, no podemos nada”.
Solos, con nuestras fuerzas no somos capaces de emprender nada, ni de escalar la montaña sagrada de Dios.
Jesús fue muy explícito al decirnos:
“Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece unido a mí y yo en él, da mucho fruto; porque sin mí no podéis hacer nada.” (Juan 15, 5)
Ahora lo sabes: “Sin Él no podemos nada”.
Pero también debes saber esto: “Con Él, lo puedes todo”.
Siempre recuerdo un amigo que una mañana me visitó en mi trabajo. Cargaba sobre sus hombros un problema difícil al que no lograba encontrar una solución. Estaba desesperado. Le ofrecí un café y lo escuché. Era una historia fuerte, de esas que arrinconan a las personas. Había una pequeña capilla con un oratorio cerca de donde trabajaba. Se me ocurrió sugerirle que fuese a ver a Jesús Sacramentado en aquel sagrario.
ꟷ Ten un rato de oración, en la dulce presencia de Jesús. Cuéntale todo. Y pídele con humildad que, si quiere, te ayude a solucionar esto. Él te escuchará. Siempre lo hace.
Se marchó más tranquilo. A los días regresó a mi oficina. Esta vez traía otro semblante. Se le notaba más animado, feliz.
ꟷ¿Qué ocurrió? ꟷ le pregunté ꟷ Te noto diferente.
ꟷ ¡No lo vas a creer! ꟷ me dijo.
Y me relató los sorprendentes acontecimientos que ocurrieron después de su visita a Jesús en el Sagrario.
ꟷ ¡Es impresionante! ꟷ confesó impactado ꟷ. Todo se ha solucionado.
A medida que narraba su historia yo pensaba en mi interior:
ꟷ Qué bueno eres Jesús.
ꟷ Ahora lo sabes, con Jesús lo puedes todo ꟷ le dije.
Amable lector, ¿te parece bien dedicar unos minutos de oración al terminar de leer este escrito?
Hay tantas necesidades. El mundo, tu familia, todos, necesitamos de tus oraciones. Nos hacen mucho bien.
¡Dios te bendiga!