La Cuaresma está llegando a su fin.
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Todo empezó de la forma más sencilla que puedas imaginar. Un día mientras escribía un artículo para Aleteia sobre Jesús en el Sagrario, sentí un ardiente deseo de visitarlo, de estar con Él, acompañarlo, decirle que le quiero. Como era imposible salir a esa hora se me ocurrió escribir al final del blog: “¿Puedo pedirte un favor? Cuando vayas al sagrario y estés con Jesús, dile: “Claudio te manda saludos”.
La verdad es que quería sorprenderlo. Al día siguiente temprano salí con Vida, mi esposa para hacer algunos mandados de la casa y en el camino nos detuvimos en la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe en calle 50 de Panamá, y entramos a saludar a Jesús. “Llegué”, le dije en broma sonriendo. «Quería verte”. Y sentí cómo, en lo más hondo de mi alma respondía: “Quería verte Claudio. Qué alegría”.
Aquella mañana pasé por tres diferentes sagrarios para saludarlo y darle alguna sorpresa y alegrarle el día a Jesús.
Nunca imaginé la repercusión que tendrían mis palabras.
Esta noche, por ejemplo, recibí un mensaje en las reseñas que dejan los lectores de Aleteia en nuestros escritos. Éste me emocionó muchísimo. Decía: “Siempre que voy al Sagrario me acuerdo y le digo: “Jesús, te manda saludos Claudio”.
Ha llegado en un momento difícil, y necesitaba un mensaje tan bello y noble como éste. Tenemos más de 3 meses en cuarentena obligada en Panamá, saliendo solo a ciertas horas, con tiempo limitado y para hacer el mercado.
Le pido con frecuencia a mi Ángel de la Guarda: “Por favor, ve a aquella capilla solitaria y visita a Jesús Sacramentado. Póstrate en su amorosa Presencia. Y dile «que le quiero», que me hace mucha falta estar con Él”.
A los días de la petición en aquél artículo, me llegó un correo inesperado. “Le escribo desde el corazón de África. Estoy en un pueblito pequeño. Tenemos un sagrario y me he postrado ante Jesús y le dije: “Claudio te manda saludos”.
¡Fue increíble!
Luego otro mensaje llegó y me sorprendió: “Estoy en Tierra Santa, en unos momentos entraré a Misa y saludaré a Jesús Sacramentado de tu parte Claudio”.
Otro desde México: “Me encuentro en la Basílica de Guadalupe, saludaré a la Madre de tu parte y a Jesús en el Sagrario”.
Al tiempo me escriben desde Colombia, Costa Rica, Guayaquil, España… Vaya que Jesús se ha de sentir sorprendido y sobre todo amado por aquellas nobles y buenas personas que lo están visitando en el sagrario.
Anda visítalo, no te canses de decirle que le quieres. ¡Él merece esto y más!
Tengámosle contento…
¡Qué bueno eres Jesús!