La Cuaresma está llegando a su fin.
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A veces he querido dejar de escribir, me gustaría dedicar más tiempo a la oración y estar en la santa presencia de Dios. En ocasiones basta que piense en abandonar este apostolado para que el buen Dios me envíe una persona que me habla de mis libros y el bien que hicieron a su alma. Suelen terminar diciéndome: “Escriba, no deje de hacerlo”.
Anhelo la cercanía de Dios. El mundo me confunde, enreda y adormece ese deseo santo de Dios. Me parece haber leído en una ocasión esta frase que lo explica todo: “A veces perdemos a Jesús por las cosas de Jesús”.
El buen Dios se la sabe todas. Es un padre extraordinario. He sentido su presencia amorosa a lo largo de mi vida. Nunca me ha faltado su amor.
Recuerdo de niño que iba conmovido a verle en su altar, en la iglesia de enfrente. Me sentía feliz cada vez que iba a verlo. Sabía que Él me esperaba. Dios siempre espera ilusionado a sus hijos.
Suelo decir: “Qué bueno que Dios es bueno”.
Dios nos pide obediencia, pureza, humildad y confianza.
Desea que confiemos en su bondad y misericordia, que cumplamos a plenitud su llamado, la vocación que clama en nuestras almas, que no demos la espalda a su voluntad divina. Escucha a Dios que te habla al corazón y te pide: “Ama, a todos”.
Cada persona tiene un llamado, una vocación diferente.
Conozco una señora que es una abuelita muy dulce, sufre mucho la indiferencia de su familia, el maltrato, la ofensa diaria que recibe, la tristeza en que se sumerge ante esta situación de soledad. Esta tarde me ha llamado por teléfono y me dijo:
“Sufro mucho señor, mi vida es una batalla diaria señor Claudio, pero ofrezco a Jesús estos sufrimientos por la salvación de las almas, sobre todo las que están en mayor peligro de perderse. Sé que no soy digna y pido a Dios misericordia, que acepte mis intenciones. Y temprano voy a misa, luego me quedo agradeciéndole su bondad, luego voy al oratorio donde tienen a Jesús en el sagrario y le hago compañía una hora, para que no se sienta solo”.
Un amigo que perdió su trabajo, se desplaza en autobús. Aprovecha para evangelizar a los que usan ese transporte. “No puedo callar”, me dice, “debo llevar la buena nueva de Jesús”.
Dios tiene un plan para cada persona, y termina siendo muy sencillo, que amemos, allí donde estamos, desde nuestra vocación.
El demonio hará lo imposible para distraerte, hacerte pecar, alejarte del llamado de Dios. No le hagas caso.
Ahora que sabes lo que Dios te ha pedido, ¿lo harás?
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Debes conocer a tu enemigo, enemigo de las almas y la humanidad, para poder defenderte, mantenerlo a distancia. En estos tiempos está muy activo, haciendo daño, te llena de dudas para que abandones tu vocación y se enfríe tu fe. Te invito a leer un libro que te muestra cómo defenderte: «EL MUNDO INVISIBLE»
Un libro católico, con aprobación eclesiástica, precedido de la polémica. El libro del que todos hablan, de nuestro autor Claudio de Castro
«Atrapa al lector desde la primera página».
«Tras la lectura de este libro fascinante, es inevitable la sensación que no estamos solos y que debemos volver la mirada a Dios».
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