Es increíble lo que estamos viviendo. Cuarentenas en el mundo entero, en todos los países. Las iglesias empiezan a abrirse bajo ciertas condiciones que permitan evitar contagios.
Vi un video de España donde hay voluntarios en las puertas de las iglesias que te colocan gel alcoholado al entrar y te entregan y mascarillas, si no tienes. Otros voluntarios te llevan a tu puesto para que te sientes en una banca, guardando las debidas distancias entre una persona y otra. Esta es la parte física. Ahora veamos la espiritual.
¿Qué es lo más importante para volver a comulgar? Lo más importante y fundamental, es estar bien preparados y recibir dignamente a nuestro Señor.
- Debes estar en la gracia de Dios, sin tener ningún pecado mortal, que tanto ofenden a nuestro Señor.
Esto de los pecados y la comunión es un tema muy serio. Si tienes conciencia de un pecado grave, basta un arrepentimiento sincero, el propósito de no volver a pecar y hacer una buena confesión sacramental antes de comulgar. Busca al sacerdote y pidele que te confiese y él encantado lo hará. Si tienes pecados veniales basta un arrepentimiento sincero y confesarlos tan pronto puedas.
San Pablo lo advierte con mucha seriedad: ” Cada uno, pues, examine su conciencia y luego podrá comer el pan y beber de la copa. El que come y bebe indignamente, come y bebe su propia condenación” (1º Carta a los Corintios, 11,27-29)
2. Debes guardar el ayuno Eucarístico de una hora antes de comulgar.
3. Sobre todo debes saber a quién estás recibiendo en la Sagrada Comunión.
El catecismo (No. 1387) menciona también de algo que pocas veces prestamos atención. “Por la actitud corporal (gestos, vestido) se manifiesta el respeto, la solemnidad, el gozo de ese momento en que Cristo se hace nuestro huésped”. Hay que ir bien vestidos a misa y tener una buena actitud.
Escuchemos lo que nos dice en buen padre Sergio al respecto.
Como los obispos han permitido que se comulgue en la mano como una excepción, por la situación que vivimos, debes tener cuidados especiales.
Por favor, revisa la palma de tu mano que no quede en ella ninguna partícula de hostia consagrada. Cada partícula es JESUS VIVO.
Yo, a menudo me preguntaba si caían partículas que se desprendían de las hostias, lo comprobé un domingo que dieron la comunión y el sacerdote entregó una patena a un joven monaguillo. Cuando me tocó comulgar mire la patena de reojo y tenía partículas de todos los tamaños. Eso me impresionó profundamente.
Cuántas veces habremos pisado a nuestro buen Jesús por no tener el cuidado de verificar la palma de nuestras manos después de comulgar.
Trata a Jesús con delicadeza, con todo tu amor. Dile que le quieres, una y otra vez. Después de todo, es Jesús y merece todo nuestro amor. Y al terminar la misa, después de agradecer tantas gracias, aunque sea unos minutos pasa a ver a nuestro Señor en el sagrario y dile que le quieres., que te hizo falta, y pídele que nunca te abandone.
………
Te dejo un audio con esta reflexión. Escúchalo. Cópialo. Compártelo. Y si conoces alguna persona con dificultad para leer, por favor haz que lo escuche, tal vez le haga mucho bien.
¡Dios te bendiga!