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¿Quieres vencer? Ve al sagrario con Jesús y NUNCA abandones la oración (Un testimonio bellísimo)

Sagrario Parroquia Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro. Barrio el Pozo. Santa Fe.

Daniel Alberto Godoy

Claudio de Castro - publicado el 07/03/17

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Esta semana he recibido unos testimonios bellísimos de personas que han visto cambiar sus vidas desde que empezaron a visitar a Jesús en el sagrario. Los iré compartiendo poco a poco. Milagros que se dan en la vida cotidiana. Son maravillosos.

Me encanta ver cómo Dios sigue actuando, llenándonos de gracias inmerecidas.

A menudo le pregunto: “¿Cómo puedes amarnos tanto?”

Su respuesta suele dejarme sorprendido. El Amor sólo puede amar. Tal vez por eso le atribuyen a san Agustín estas palabras: “Ama y haz lo que quieras”. Quien ama todo lo hará por el bien del otro.

En estos días de gracia me he propuesto amar.

Paso por una dificultad muy seria y en mi interior una voz me repite: “Devuelve el golpe que has recibido. Véngate”.  Al momento surge otra voz, esta vez tierna, sencilla y transparente: “Perdona”, me dice.

“¿Cómo perdonar?” pregunto.

Y la respuesta no demora en llegar: “Confía en Dios”.

Vienen a mi mente las palabras del Ángel Gabriel a la Virgen María: “… ninguna cosa es imposible para Dios” (Lc 1,37)

Debo aprender tres cosas en esta cuaresma:

  • Perdonar
  • Amar
  • Confiar en Dios

Qué sencilla sería mi vida si confiase en Dios. No me inquietaría tanto. Viviría sereno, tranquilo, con paz en mi corazón. Bastaría este sencillo razonamiento: “Tengo un Padre en el cielo para quien nada es imposible”. Como diría mi hijo pequeño: “¡Genial!”

He pasado algunos momentos muy difíciles. Y cometí un grave error. Absorto por buscar respuestas y salidas al problema, abandoné la oración cotidiana. Dejé de rezar. Es como el soldado que va a una batalla y no lleva comida ni agua. Se encuentra desprotegido. Yo estaba expuesto.Y me di cuenta al recibir tantos golpes.

En un rato iré al sagrario para rezar y estar con Jesús. Siempre encuentro paz cuando visito a Jesús Sacramentado.

Ya imagino su mirada cuando me vea llegar cabizbajo.

“¿Qué te pasó Claudio?”
“Pues nada. Supuse mal. Pensé que con mis fuerzas sería capaz de vencer y no fue así”:
“¿Testarudo el Claudio, ah?”
“Sí Señor, testarudo”.

Aquí nos echaremos a reír.

No abandonaré la oración ni la lectura de mi Biblia.

Necesito una gran fortaleza espiritual para salir adelante y cumplir los propósitos de estos días. Sin la oración y la dulce presencia de Dios jamás podré lograrlo. «Te necesito Señor«.

¿Quieres vencer?

Nunca abandones la oración ni tus visitas a Jesús en el sagrario.

…………

Te invitamos a conocer la página de nuestro autor Claudio de Castrodonde podrás leer sobre su vida y aventuras en torno al sagrario.

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