Hay un salmo que siempre me ha gustado rezar. Te levanta el ánimo, sobre todo en esos momentos difíciles, de sufrimientos, angustias, injusticias, adversidades, en fin, la zozobra que todos tenemos, alguna vez.
¿Pasas algún momento de dificultad o duda? A mí me ocurre con frecuencia. Son los momentos de la oración y la confianza plena.
En mis visitas al sagrario suelo pedirle a Jesús por las personas que encuentro allí en devota oración. Algunos se les nota en la mirada su aflicción. “Concédeles lo que te piden, Jesús”, le pido. Sé que Él los escucha con cariño. Le agrada consolar. Abrazarnos en medio del dolor. Somos especiales para Jesús.
El sufrimiento en este mundo es inevitable. Es natural que tengas miedo. Tratarán de hacerte daño. Ellos no saben que tienes a Dios que te cuida y vela tus pasos.
Por tanto, no te desanimes, confía, no temas y sigue adelante. Dios va contigo. Y para Dios “nada hay imposible”.
Es el salmo 121. Apréndelo, llévalo siempre en tu corazón y repítelo con profunda devoción ante el Santísimo, frente a Jesús Sacramentado.
Hace algunos años tuve una situación muy difícil. Me refugié en la oración y confié en Dios, que es Todopoderoso.
Sabía que sin la oración estaría perdido. Al final todo se solucionó.
Me di cuenta del poder que tiene la oración que conmueve a Dios y hace que nos mire compasivo y nos extienda su mano paternal.
También comprendí que la adversidad, de alguna manera, hace que levantemos la mirada al cielo y recordemos que tenemos a un Padre amoroso en el cielo, velando por nosotros.
Una vida sencilla sin complicaciones suele adormecer nuestras almas.
Me gusta rezar el salmo 121 en mis visitas a Jesús en el sagrario, cuando atravieso alguno de esos momentos difíciles. También lo rezo por las mañanas. Hacerlo de alguna manera restaura la paz perdida, me llena de serenidad. Sé que Dios no abandona a sus hijos cuando claman con fervor y el alma limpia. Cuando actúan con recta intención.
“Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.
No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme:
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.
El Señor te guarda a su sombra;
Está a tu derecha:
de día el sol no te hará daño;
Ni la luna de noche.
El Señor te guarda de todo mal;
el guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas
ahora y por siempre”.
………….
¿Conoces el libro “EL SAGRARIO? Lo escribí para ayudarte en tus visitas a Jesús en el sagrario, para que puedas conocerlo y amarlo más.
Me ilusiona que lo conozcas y lo visites a diario. Y le digas que le quieres. Él te va a ayudar. Te lo GARANTIZO, siempre lo hace. Anda a visitarlo. Y confía.
“EL SAGRARIO” es un clásico de espiritualidad que “ENCIENDE los CORAZONES” en amor a Jesús Sacramentado. Escrito por nuestro autor Claudio de Castro
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