De niño soñaba con entablar una batalla contra el demonio, vencerlo y librar al mundo de sus acciones violentas, crueles. La inocencia y pureza de la infancia los pierdes a medida que creces y el mundo te golpea. Y te das cuenta que eras un ingenuo.
El demonio es un ángel caído, un ser espiritual, eterno, inteligente, con la capacidad de hacernos mucho daño. Lo describen como «perverso».
Te estudia desde que naces, y con la paciencia que da no tener que preocuparse por el tiempo, va estudiando tus debilidades, te pone zancadillas y ve dónde caes con mayor facilidad.
Para muchos, pasó de ser un ángel caído, temido, al que debemos mantener a distancia… a ser descrito sutilmente como una “figura simbólica”.
Las Escrituras describen su existencia y poder limitado, igual que el Magisterio, los documentos de los Padres de la Iglesia, el Catecismo… Hay muchas fuentes disponibles a las que podemos acudir para estudiarlo y comprender que no es ficción.
Los grandes santos de nuestra Iglesia tuvieron encuentros personales con el demonio, batallas en las que el demonio disgustado por el bien que hacían a las almas, procuraba destruirlos, hacerles daño. Basta recordar al Padre Pío.
Jesús se enfrentó a las tentaciones del demonio y nos habló sobre él. Lo llamó asesino y padre de toda mentira.
“Ustedes tienen por padre al diablo y quieren realizar los malos deseos de su padre. Ha sido un asesino desde el principio, porque la verdad no está en él, y no se ha mantenido en la verdad. Lo que le ocurre decir es mentira, porque es un mentiroso y padre de toda mentira.” (Juan 8, 44)
El demonio existe. No lo dudes. Y cada día se muestra en las tentaciones que afectan tu vida y tu alma, si caes en ellas.
¿Qué debes hacer? Es muy sencillo. Nada fuera de tu alcance. Siempre recuerdo a un buen sacerdote que en su homilía nos dijo: “Quien no reza está perdido”. Es algo que he comprobado dolorosamente. Cuando abandono la oración caigo con facilidad en las tentaciones.
- Reza con fervor. Porque al rezar estás en la dulce presencia de Dios. Dedica tiempo a la oración.
2. Ten vida sacramental. No descuides los sacramentos,
3. Acude a la Virgen para que te proteja y te lleve a Jesús. «A Jesús por María».
4. Conserva tu estado de gracia. Es la base de todo… Preservar nuestra amistad con Dios, ser templos del Espíritu Santo.
Suelo pensar: “Si pierdo la gracia, lo pierdo todo”. Si vives en pecado, haz una buena confesión sacramental y listo.
Tienes todo a tu favor.
Nuestra fe, la vida en la Iglesia, es para vivirla con naturalidad y alegría, conociendo los peligros del camino, a quién nos enfrentamos, el demonio. Sobre todo debes tener clara conciencia de quién es nuestro Padre del cielo, Dios Todopoderoso quien nunca nos abandonará.
Es algo que a menudo olvidamos. Dios, nuestro buen Padre celestial es TODOPODEROSO. Entonces, ¿por qué preocuparnos tanto?
¡Ánimo! No te dejes vencer por esa tentación. Se feliz.
¡Dios te bendiga!
………
Es fundamental conocer a tu enemigo, enemigo de las almas y la humanidad, para poder defenderte. Te invito a leer un libro que te muestra cómo mantenerlo a distancia. Es : «EL MUNDO INVISIBLE»
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«El LIBRO es sobre la actuación del maligno, con varios ejemplos. Sencillo para el entendimiento de cualquier persona y con letras grandes. Fácil de leer» (un lector).
Es un LIBRO CATÓLICO, con aprobación eclesiástica, precedido de la polémica. El libro del que todos hablan, de nuestro autor Claudio de Castro
«Tras la lectura de este libro fascinante, es inevitable la sensación que no estamos solos y que debemos volver la mirada a Dios».
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