La Cuaresma está llegando a su fin.
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Creo que te lo he contado. Suelo poner una mesita repleta de libros en el Santuario Nacional del Corazón de María en Panamá. Coloco al lado un letrerito que dice: “Pague lo que quiera”. Así me aseguro que todos puedan llevarse un libro.
A veces me paró al lado y converso con los que se acercan. Muchas veces me cuentan historias sorprendentes que no hacen más que comprobarme cuánto nos ama el buen Dios.
De cuando en cuando escucho esta pregunta, de jóvenes y personas de diferentes edades: “¿Qué puedo hacer con mi vida?”. En esos momentos vuelvo a recordar las palabras de san Agustín: “Ama y haz lo que quieras”.
Les hago un pequeño cambio y respondo: “Sé santo y haz lo que quieras”. No creo estar tan equivocado, después de todo, la santidad se basa en amar, al igual que los dos primeros mandamientos.
“Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?”
Él le dijo: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas.” (Mt 22, 36-40)
Todo se basa en amar.
Por tanto si no sabes qué hacer con tu vida, ama. Sé santo.
¿Y el resto? Lo que quieras, lo que ames más.
Puedes ser portero en una escuela si eso te agrada, o maestro, o taxista, o policía, o arquitecto. Puedes casarte y tener una familia numerosa, o puedes ser fraile o sacerdote, religiosa, o ama de casa. Doctor, doctora.
Para eso existe el libre albedrio, para que libremente elijas tu camino.
Pero sea cual fuese que escojas, sé santo. Uno de esos santos anónimos de los que nadie conoce, excepto Jesús. ¿Te imaginas el recibimiento que tendrás en el cielo? Va a ser una fiesta tremenda.
Sé de este enamorado de Jesús, ya mayor, humilde, pobre, que todos los días camina media hora bajando de la montaña, luego toma un bus en la carretera que lo lleva a un pueblito y de allí a la iglesia. Más de una hora le toma este trayecto.
Todo esto para ir a misa diaria, rezar y agradecer a Dios las bendiciones que le ha dado en su vida.
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