La Cuaresma está llegando a su fin.
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Toda mi vida he buscado a Dios, tratando de comprender el misterio, el porqué de las cosas. He salido desde temprano a escalar su montaña. He rodado cuesta abajo cientos de veces, he pecado, y me he vuelto a levantar. Aprendí que es un Dios misericordioso y justo, tierno y TODOPODEROSO.
Él siempre escucha a sus hijos, cuando arrepentidos, humillados volvemos la mirada al cielo y clamamos sus bendiciones y su protección.
Es un Padre maravilloso, atento, dispuesto a escuchar y responder. “Cuando me invoquen y vengan a suplicarme, yo los escucharé…” (Jeremías 29, 12)
He reflexionado mucho en estos días de cuarentena por la Pandemia. Los muertos se cuentan por miles. El mundo se ha detenido. Hay silencios por doquier. El toque de queda es total. Es terrible. nos quedamos en casa o salimos con la posibilidad de contagiarnos.
He redescubierto los salmos. Y rezo con ellos pidiendo a Dios su protección para todos, para ti y tu familia.
“Señor, no me reprendas en tu ira,
ni me castigues si estás enojado.
Ten compasión de mí que estoy sin fuerzas;
sáname pues no puedo sostenerme.
Aquí estoy sumamente perturbado,
y tú, Señor, ¿hasta cuándo?… .
Vuélvete a mí, Señor, salva mi vida,
y líbrame por tu gran compasión.”
(Salmo 6, 1-5)
El mundo está hambriento, sediento y necesitado de Dios. Sólo Él puede darnos la paz. Es nuestro refugio.
Hoy que caminaba con mi esposa Vida dentro de la casa, rezando el Rosario, sentí una profunda tristeza por aquellos que están agonizantes, muchos de ellos solos, y los que han muerto sin un sacerdote al lado que los auxilie. Pensé mucho en esas personas y sus almas, y le imploré a Dios con mis pobres oraciones:
“No los dejes morir en pecado Señor”.
¿Cómo ayudarlos espiritualmente? La Virgen en Fátima nos dio la clave: “Con nuestras oraciones y sacrificios”. Los necesitan con URGENCIA. Estos son tiempos críticos, en que debemos intensificar nuestras oraciones.
Me atrevo a pedirte que recemos con insistencia, por los enfermos del Coronavirus y las almas de los que han muerto y por sus familias también, para que encuentren consuelo.
Pidamos a Dios que los sane, que detenga esta epidemia y no los deje morir en pecado. Pide que les dé la gracia del arrepentimiento sincero para que recuperen su estado de gracia si han de partir.
¿Te animas a rezar con esta intención?
Ya el Papa Francisco explicó que podemos obtener el perdón de nuestros pecados si no hay un sacerdote cerca en situaciones extremas. Es algo que todos debemos saber, es como una tabla de salvación para aferrarse en un momento crítico.
Aleteia publicó hace poco un maravilloso artículo que te explica cómo recuperar tu estado de gracia en medio de esta Pandemia, te recomiendo leerlo: “Vuelve a Dios. ¿Cómo, si no puedo salir a confesarme?”
Cuida tu estado de gracias como un tesoro.
¡Ánimo! Ten fe. No estamos solos, Dios va con nosotros.
…….
En varios países estamos en CUARENTENA forzada o voluntaria, por la Pandemia. ¿Cómo aprovechar el tiempo? Queremos sugerirte la lectura de libros católicos. Te ayudarán en este tiempo de prueba. Puedes leerlos con facilidad en tu Tableta, teléfono móvil, computadora, lector de libros digitales…
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