La Cuaresma está llegando a su fin.
No olvides a Aleteia en tu ofrenda cuaresmal
para que brille la esperanza cristiana.
¡Apoya a Aleteia!
Varios acontecimientos me tienen reflexionando en estos días sobre la vida que he llevado y lo que puedo hacer con el resto, que Dios me conceda. Pienso mucho en el buen Jesús, escondido en el sagrario, esperando pequeños gestos de amor y agradecimiento. Él lo da todo y nosotros, tan poco. Somos ingratos ante tanta gratuidad y Amor. Y es porque no le conocemos.
Cada vez que escribo sobre Jesús recuerdo las palabras que me dijo una dulce abuelita que cierta tarde que me telefoneó para pedirme que escribiera mi libro: “El Sagrario”:
“Jesús permanece abandonado en los sagrarios porque las personas no saben quién está allí, amando, esperando nuestros consuelos y compañía. Si supieran que Jesús VIVO los espera en los sagrarios, no cabrían las personas de tanta cantidad, ilusionados de poder estar en Su Divina presencia”.
El buen Jesús siempre ha estado cerca, cuidándome a pesar de mis desplantes e indiferencia. Siempre está presente en mi vida. Desde que era un niño me mostró que podía confiar en Él, que me acompañaría como un gran amigo, esperándome, escondido en el sagrario. Qué poco he valorado su Amor inmenso, su Misericordia y Ternura.
Anoche soñé que me encontraba en Colón, una ciudad costera de Panamá, donde transcurrió mi infancia. Allí los días eran soleados en el verano y durante el invierno llovía tanto, que las calles se inundaban. Recuerdo sus calles trazadas a la perfección, la librería donde acudía los sábados a comprar un libro.
En mi sueño había alquilado la casa donde viví de niño. Fue tan real. Me ilusionaba mucho porque me traía gratos recuerdos. Giré la llave de la puerta y entré. Encendí las luces. La recorrí despacio para recordar aquellos tiempos familiares. Al final me acerqué a la ventana de la sala y me asomé a través de ella. Enfrente, cruzando un pequeño parque, continuaba la capilla en la que solía ir a misa y saludar a Jesús.
Desde aquella ventana me hice niño otra vez sin quitar la mirada de la capilla donde habitaba Jesús, mi amigo, mi mejor amigo, al que tanto le debo.
Me emocioné profundamente.
Era como si Jesús me abrazara y me hiciera aquellas tres preguntas tan fuertes que le hizo a Pedro. “¿Me amas?”
“Oh, Jesús”, le respondía en cada ocasión, “Tú lo sabes todo. Sabes que te amo”.
En ese momento desperté. Me he quedado pensando y comprendo que en mi vida los pequeños logros espirituales han sido por Él. Sin su gracia y su Amor no habría podido dar el primer paso.
Todo se lo debo a Jesús.
Me brota del alma exclamar:
“¡Gloria a ti, Señor Jesús!”
………..
¿Conoces el libro «EL SAGRARIO? Lo escribí para ayudarte en tus visitas a Jesús en el sagrario, para que puedas conocerlo y amarlo más. Me ilusiona que lo conozcas y lo visites a diario. Y le digas que le quieres.
Él te va a ayudar. Anda a visitarlo.
“EL SAGRARIO” es un clásico de espiritualidad que «ENCIENDE los CORAZONES» en amor a Jesús Sacramentado. Escrito por nuestro autor Claudio de Castro
Te mostramos cómo adquirirlo. Es muy sencillo.
Si vives en Latinoamerica o Estado Unidos Haz «CLIC» aquí.