Hace doce años ocurrió. Era un día como hoy y me encontraba en un oratorio, en la presencia de Jesús Sacramentado.
De rodillas oraba ante un sagrario. Ingenuamente le pregunté:
“¿Qué quieres de mí Señor?”
De pronto una voz interior, clara y transparente, respondió:
“Escribe, deben saber que los amo”.
Aquella experiencia impactante marcó mi vida.
Hoy una sobrina me hizo una pregunta que me llevó de vuelta a ese momento:
“Tío, ¿por qué escribes tanto del sagrario?”
Ése es el motivo por el que escribo tantas historias sobre el sagrario.
“Escribe, deben saber que los amo”.
Marcó un comienzo para mí y me llevó a vivir grandes aventuras espirituales.
Te confieso que en un principio me atemoricé.
“¿Quién soy yo para escribir de ti?”
Recordé aquella bella canción que refleja exactamente lo que experimenté:
“Me has seducido Señor”.
“Señor, no soy nada,
¿por qué me has llamado?
Has pasado por mi puerta y bien sabes
que soy pobre y soy débil.
¿Por qué te has fijado en mí?”
¿Crees que ha sido fácil?
He tenido y tengo grandes batallas espirituales. Las tentaciones abundan. Los problemas y las dificultades no faltan. Pero la gracia me sostiene, junto a sus oraciones y la presencia bondadosa de Dios.
¿La mayor tentación? Desanimarme para no continuar.
Curiosamente cada vez que esto ocurre siento que el buen Jesús me envía una señal, de la forma menos esperada.
Hace un tiempo me encontraba decidido a abandonar estos escritos. Iba a dedicarme a otra cosa. Fui a Misa en la Iglesia de Guadalupe para hablar con Jesús y decirle mis intenciones.
“Bueno Jesús, esto se acabó. Mejor busca a otro”.
En eso un conocido se me acerca.
“Claudio, tengo un amigo que desea conocerte y hablar contigo”.
“Con mucho gusto”, respondí, “tan pronto termine la misa hablamos”.
Se me acercó al finalizar la Eucaristía, nos sentamos en una banca y me dijo:
“Hace poco mi esposa me abandonó. Tengo 4 hijos pequeños…”
Los niños corrían de un lado a otro felices.
“Angustiado por esto, y sin saber qué hacer, decidí acabar con todo. Pero antes me daría una oportunidad. Fui a una librería san Pablo y hablé con la dependiente. Ella me indicó: “Lea un libro de Claudio de Castro”. No sabía quién era usted. Pero compré el librito…”
“¿Y qué ocurrió?”
“Aquí estoy. Frente a usted, agradeciéndole, y para hacerle una petición… Escriba, no deje de hacerlo”.
Estas palabras me sobrecogieron.
“Vaya al sagrario”, le respondí“y agradezca a Jesús. Yo sólo escribo. Él es quien da las gracias que necesitamos. Él lo hace todo”.
Si me preguntas qué ocurrió después. Sencillo. Continué escribiendo.
¿Por qué? La canción lo dice mejor que yo…
“Es imposible conocerte Jesús y no amarte. Es imposible amarte y no seguirte”.
………………………….
¿Puedo pedirte un favor? Cuando vayas al sagrario dile a Jesús:
“Claudio te manda saludos”.
……………….
Te invitamos a conocer los libros de nuestro autor católico, Claudio de Castro.