16 julio del 2003.
5:00 a.m. Es la hora. Mi esposa Vida y yo estamos de pie, emocionados y listos para visitar a la Virgen del Carmen y presentarle nuestro gran sueño. Llegamos y aún no amanece. A nuestro alrededor algo sorprendente ocurre. Una multitud, cientos de devotos le cantan “Las mañanitas” a la Flor del Carmelo.
Es un día grande de fiesta Mariana.
Nos detuvimos frente al altar rezamos un Ave María y leemos para ella una carta en la que pedimos su bendición maternal. He guardado este momento en mi alma. Este dulce recuerdo no me abandona.
13 años han pasado desde aquélla mañana en que decidimos cambiar el rumbo de nuestras vidas, ponernos en los brazos maternales de la Virgen María; y fundar una editorial católica. Era una misión que parecía imposible, no había forma humana de conseguirlo. Una pareja de esposos con 3 hijos, sin recursos, prácticamente sin nada más que una idea, y aún así fundamos una Ediciones Anab.
Confiamos en los designios y la misericordia de Dios, y nos lanzamos en pos de esta gran aventura en familia.
En todo este tiempo el buen Dios se ha hecho presente y nos ha dado sorpresas maravillosas. Hemos tenido un camino lleno de espinas, obstáculos y también de grandes bendiciones y alegrías.
Ha sido una gracia inmerecida para nuestra familia. Y la Virgen no se ha hecho esperar.
16 de julio del 2016
5:00 a.m.
Hoy es un día grande de fiesta y queremos compartirlo contigo. Lo celebraremos de la forma que más disfrutamos, en la buena compañía de Jesús en el sagrario, luego con nuestra familia y por último ratos de soledad para agradecer a Dios tanta bondad. La Virgen nos ha hecho tantos favores que no puedo callar.
Me brotan del alma estas palabras:
“Gracias Virgencita, Madre mía y de toda la humanidad”.
Hoy es también un día para agradecer a mi esposa Vida, quien un día me dijo: “Yo te apoyo, dedícate a escribir. Cumple tu sueño”, a mi familia que siempre me apoya (Mi mamá es de las que siempre lleva un librito en su cartera para regalar. Ayer conversamos y recordamos los cientos de eventos a los que me acompañaba), a todos los que nos han sostenido con palabras de aliento y con sus oraciones. A tantos lectores, a los amigos de Aleteia. Y a ti que lees estas líneas.
No faltarán la santa Misa, un par de ¡Ave Marías! A la Virgen y un gran aplauso por todas las maravillas que ha hecho en nuestras vidas.
¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación del alma mía!
Honremos a nuestra Madre celestial.
Y QUE VIVA LA VIRGEN DEL CARMEN!!!
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