Mi vida normalmente transcurre en medio de GRANDES turbulencias. A veces me siento como los deportistas extremos, descendiendo en una frágil canoa por unos rápidos, de aguas bravas.
Quien me ve puede gritar: «Allá va Claudio.»
Sí, allá voy, dando tropiezos, tratando de llegar a la meta…
La vida suele ser como este deporte, en el que no puedes perder la concentración. Es una aventura emocionante, pero te agota.
Debes encontrar momentos de paz para recobrar fuerzas y continuar. Es en esos breves instantes llegas al cauce sereno del río, y puedes rezar, reflexionar. Yo me dedico a escribir mis librosy pensar en Dios.
Quisiera no tener que vivir esas experiencias desagradables, pero no hay nada que pueda hacer, salvo aceptarlo y ofrecerlas… Verlas como un tesoro que han puesto en mis manos. Esto me permite orar, mantenerme alerta, sereno y tratar de hacer la voluntad de Dios.
Hace poco me escribió un amigo para contarme que su vida pasaba por una turbulencia. A los días, una amiga me comentó también que vivía en medio de la turbulencia.
Le dije: “Todos tenemos problemas.La vida no es fácil, pero es maravillosa.”
Ella me respondió: “Es verdad, a pesar de todo, la vida es maravillosa”.
Me acordé porque ayer un amigo me llamó para conversar y me dijo exactamente lo mismo. “Se encontraba en medio de una turbulencia”. Le invité a que nos tomáramos un café y así pudiéramos conversar. A veces, sólo con escuchar, estás ayudando a un amigo.
Casi siempre conocemos las respuestas, sólo hay que abrir los ojos del alma y mirar a nuestro alrededor.
Te preguntas: “¿Qué es lo verdaderamente importante en tu vida?”.
Después de oírlo, le recomendé tres cosas sencillas, a su alcance y a tu alcance también, amable lector.
1) No permitas que el desánimo y la desesperación se adueñen de ti. El motivo es simple, si esto ocurre te enfermas y enfermo no hay nada que puedas hacer.
2) No le des un palo a tu enemigo, para que te pegue con él. (Este sabio consejo nos lo dio un profesor en el colegio, años atrás).
3) Sé creativo, vive tu vida, disfrútala, debes pasar alegre, sonreír, a PESAR DE TODO.
El estado de ánimo es fundamental. Reza. Haz deporte. Pasea con tu familia.
Confía en Dios.
Mientras se marchaba, escribí una receta espiritual en un papel, lo doblé y se lo entregué.
“Ábrelo cuando llegues a casa”, le sugerí.
He pensado que tal vez esta receta antigua te sirva también a ti. Si desdoblas el papel podrás leer:
“Pasa UNA HORA DIARIA acompañando a JESÚS ante EL SAGRARIO.»
Sé por experiencia que esta hora te cambia la vida.
Me doy cuenta que Dios te consiente. Te lleva en sus manos amorosas. Sólo que aún no lo comprendes ni lo ves. Estás sofocado por tantos problemas…
¡Ánimo! No te inquietes.
Todo saldrá bien.
………
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