Últimamente he conocido personas buenas que han abandonado sus apostolados. Tienen muchos motivos: diferencias con los integrantes de sus grupos, malos entendidos, cansancio al no ver resultados inmediatos. Sienten que deben seguir otros caminos. Te dan un sinfín de motivos y excusas. Y al final se van.
Es normal en algún momento sentirse incomprendido. Le pasó al mismo Jesús. No esperes menos tú que le sigues.
Hay tantos llamados a llevar la Buena Nueva que se quedan a mitad del camino. ¿Eres tú uno de ellos? ¿Estás pensando abandonar tu apostolado?
Veamos qué opina Jesús…
» Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.» (Mateo 5, 15)
¿Te ha llamado Jesús? ¿Te ha dicho: “SÍGUEME”?
A miles de personas Jesús les pide: “Sígueme”. Y lo hacen. Pasa el tiempo y de pronto ya no están.
¿Sientes que ha llegado el momento de tomar otro camino?
Siempre recuerdo la historia de aquel buen sacerdote que sintió una gran tentación… abandonar el sacerdocio. Por sugerencia de sus superiores pasó el fin de semana en un retiro espiritual, para orar, reflexionar y tomar su decisión en la presencia de Dios. El último día del retiro se alejó del grupo y se detuvo bajo la sombra de un gran árbol. Allí se quedó un rato pensando, mirando el horizonte, preguntando a Dios lo que quería de él, cuando una suave briza lo envolvió. Parecía que giraba en torno a él. Y de pronto escuchó estas dulces palabras: “Tú eres mío. Y yo te amo”.
Hoy sigue siendo un sacerdote de Jesús, llevando consuelo al pueblo de Dios, ganando almas para el Reino.
Ayer por tarde llegué a misa en la Iglesia de Lourdes, pensando en ello. Me preguntaba por qué ocurrían estas cosas. “Si conociéramos el don de Dios…” podríamos ser un solo corazón latiendo con las palabras de Jesús. Y justamente en su homilía el sacerdote habló de ello. ¡Fue increíble!
Estando Jesús en el mundo, hubo quienes lo abandonaron.
«Muchos de sus discípulos, al oírle, dijeron: «Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?»» (Jn 6, 60)
Parece que los tiempos no han cambiado.
“Desde entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y ya no andaban con él.
Jesús dijo entonces a los Doce: « ¿También vosotros queréis marcharos?» (Juan 6, 66 -67)
Hoy parece que Jesús te mira al corazón y te pregunta lo mismo a ti.
“¿TAMBIÉN TÚ QUIERES MARCHARTE?”
¿Qué responderás?
Yo quiero responder como Pedro:
«Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna». (Juan 6, 60)
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