Me emociono cuando escribo sobre Jesús en el sagrario. Mañana iré a verlo en la madrugada y aquí estoy, contando las horas.
Ha sido un gran amigo para mí, el mejor de mis amigos. Yo, por el contrario, no soy digno ni he sido el mejor de sus amigos. He fallado tantas veces. Caigo y me levanto. Aun así, persevero y no dejo de acompañarlo. Me gusta mucho estar con Él, decirle que le quiero. Que sepa que puede contar con nosotros.
En estos días un lector escribió este comentario bellísimo.
“Si supiéramos quién está ahí verdaderamente, en el sagrario, no dejaríamos de estar con Él”.
Me di cuenta de la riqueza que podemos hallar en las bellas palabras que nos dejan nuestros lectores y quise recoger algunos comentarios hermosos, sobre sus experiencias con Jesús Sacramentado.
Aprendemos juntos, a amarlo más, y valorar su presencia real en el sagrario.
“Cada minuto Adorando a Dios es como un piloto sumando horas de vuelo, sólo que yo voy para ir dejando que sea Dios quien pilotea mi vida”.
“El médico de cabecera todo lo puede. Santo, Santo, eres mi Señor Jesucristo”.
“Cada día lo visitó a Jesús en el sagrario. ¡Es Él quien me da paz y la fortaleza para continuar! Gracias. Gracias por tu amor infinito para conmigo”.
“Verdaderamente, cuando estoy ante el Santísimo Sacramento del altar no quisiera salir de ahí. Es una experiencia indescriptible lo que siento y vivo y que además me fortalece. Bendito sea Dios en el Santísimo Sacramento del altar”.
Es impresionante leer los comentarios que nos llegan, los correos electrónicos, en los que nos compartes sus vivencias con Jesús Sacramentado.
“Yo también no me canso de decir, vayan al sagrario, pongan sus vidas y sus circunstancias en las manos de Jesús y Él las atenderá, yo lo sé, Estoy haciéndolo y vieran como mi vida ha mejorando. Yo hago lo que me toca hacer y Él hace que todo vaya mejor”.
“Lo que hace por mí, es llenar mi alma de gozo, alegría, de bienestar, pero no de lo mundano, no de las cosas materiales que quieras tener; sino de lo que solo Dios puede dar. Abandonémonos a ese Gran Poder que es el Amor, la Bondad y la Misericordia de Dios, cuando estemos delante del Santísimo. ¡Dios lo puede todo!”
“Está allí esperando por nosotros. Quiere escuchar nuestros problemas, aunque ya los sabe. Quiere oírlos de nuestra propia boca y darles solución”.
“Cuánto nos ama Él. Nos ama con un Amor de locura. Y nosotros, ¿no deberíamos corresponder?”
“Es el Amor que apareció en la tierra”.
Hoy cuando vayas a verlo al sagrario, ¿puedo pedirte un favor? Dile que Claudio le manda saludos.
Mañana cuando vaya a verlo, le hablaré de ti.
Dios te bendiga!
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