Se aproxima el 13 de mayo y cada día, sólo con ver los diarios, nos percatamos de la urgencia del mensaje de Fátima para toda la humanidad.
“Y tomando un aire de tristeza la Sma. Virgen dijo estas sus últimas palabras de las apariciones: «No ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido». (Lucía afirma que de todas las frases oídas en Fátima, esta fue la que más le impresionó).”
Debemos dejar de ofender a Dios. Cuidar nuestros pensamientos y acciones.
¿Cómo pecamos? Durante la santa Misa cuando rezas el “Yo Confieso”, lo dices con claridad:
“Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho, de pensamiento, palabra, obra y omisión”.
Siempre pienso en ello y las cosas que hacemos. ¿Cómo podemos ofender al buen Dios? Violando sus mandatos. Sobre todo el principal: el amor. Es muy simple. Si amamos a Dios sobre todas las cosas como Él nos pide, tendríamos cuidado de no ofenderle.
¿Por qué lo hacemos? Porque no conocemos a Dios. De conocerlo y experimentar su presencia, lo amaríamos. Y nunca descuidaríamos la oración, esos maravilloso momentos de cercanía, que te permiten permanecer en su amorosa presencia.
Recuerdo una invitación que me hizo una amiga del grupo de los Focolares a ver un video en que Chiara Lubich, su fundadora, le hablaría a un grupo de jóvenes y artistas. Les habló de la belleza, del arte, de su misión en el mundo. Y al final dijo algo que me impresionó mucho. Todavía hoy, muchos años después lo pienso a menudo:
“Donde quiera que vayan, hablen de Dios. En sus familias, en las fiestas, en sus trabajos, hablen de Dios No pierdan ninguna oportunidad en la radio y los medios, los diarios, para escribir y hablar de Dios. Que Dios vuelva a estar de moda”.
El mensaje de la Santísima Virgen María es transparente, un llamado URGENTE a la conversión, la penitencia, la oración y la salvación de las almas. Es un mensaje que nos invita a seguir a hijo Jesús, tener a Dios presente en nuestras vidas y vivir el Evangelio.
Nos recuerda también el poder que tiene la oración, la necesidad de orar y nuestra responsabilidad con otras personas por las que nadie reza.
“Recen, recen mucho y hagan sacrificios por los pecadores. Tienen que recordar que muchas almas se condenan porque no hay quién rece y haga sacrificios por ellas”. (La Virgen en su 4ª aparición)
Hace unos días mi mamá invitó a sus amigas y familiares a una noche de oración en su casa, en la que se rezaría el santo rosario, por estar viviendo en Mayo, el mes de la Virgen.
Al finalizar, una de sus amigas rezó por el alma de aquella persona que en ese momento moría en “total abandono” sin tener quién rezara por ella.
Vivimos tiempos de grandes cambios, pero también de transformación interior. Debemos cambiar nosotros, para que el mundo cambie. Y una fórmula sencilla es orar y vivir en la presencia de Dios.
La Virgen Santísima nos ha invitado a rezar a diario el santo Rosario. ¿Qué tal si lo hacemos juntos? Para alcanzar la paz del mundo y la salvación de las almas.
¡Dios te bendiga!
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¿Te sientes a veces triste y no sabes cómo recuperar la Paz que tanto anhelas?
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Nuestro autor, Claudio de Castro acaba de publicar su más reciente libro: “SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS”, un llamado “URGENTE” para el mundo. Trata sobre las apariciones de Jesús a santa Margarita María de Alacoque, su PODEROSO mensaje, las 12 Promesas a la Humanidad y cómo un católico en la actualidad puede vivir esos mensajes en su vida cotidiana.
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PARA LATINOAMÉRICA Y ESTADOS UNIDOS
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Te dejo con esta hermosa reflexión del Padre Teófilo Rodríguez. Mientras escribo estas palabras se encuentra en peregrinación con un grupo de panameños, en Fatíma. Desde allí te envía estas palabras de aliento.
Hoy celebramos a...