Siempre recuerdo a esta gran amiga que me contó una historia sorprendente. Aquél lunes había decidido amar a todo el que encontrara en su camino. No negaría nada al que le pidiera algo, por amor a Jesús. Apenas salió empezó a tener tropiezos pero procuraba mantener su resolución de amar. Llegó cansada a un supermercado. Afuera se encontró un indigente tirado sobre un cartón. El hombre extendió la mano y la llamó. Ella le dijo: “En verdad no tengo nada que pueda darte”.
“No necesito dinero. Lo que deseo es pedirte que entres al supermercado y me compres un café”. Le mostró sus piernas tullidas. “No puedo caminar”.
Ella le pidió perdón, le compró su café y se quedó un rato acompañándolo, aprendiendo a amar a Jesús en aquél pobre.
Me ha pasado algo parecido y no pocas veces. Salgo de la casa llenO de resoluciones, dispuesto a amar, y a la vuelta estoy molesto porque alguien me ha tirado el coche. Cuando tengo estas dificultades, o cualquier otra corro al sagrario a ver a Jesús. Allí se respira paz. Me encanta esa sensación.
En estos días me presentaron una persona de otra religión. Supo que yo era católico, me extendió la mano y me dijo: “Tú y yo somos hermanos”. Me dejó de una pieza y le agradecí ese gesto tan noble.
También me ha ocurrido que encuentro personas con malas intenciones. Cuando esto ocurre le digo a Dios: “Voy a amar”. Tal vez el amor cambie a esa persona. Siempre he sido ingenuo en este sentido. Creo en la humanidad.
Me parece que fue san Juan de la Cruz quien dijo:
“Donde no hay amor, pon amor y sacarás amor”.
¿Sabes por qué no hay paz en el mundo? Por la ausencia de Amor. Dios es amor por tanto hay que llenar el mundo de Dios. Necesitamos volver al amor y el anhelo de paz y santidad. Nos urgen santos que renueven nuestras esperanzas. El hecho es que todos estamos llamados a la santidad.
Alguien me preguntó:
“¿Dónde podemos encontrar la paz?”
Le respondí:
“En el corazón de Jesús”.
Fue Él quien dijo:
«Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo.» (Jn 14, 27)
Esa es la paz que yo anhelo.
¿Qué tal si hoy hacemos una plegaria por la paz? ¿Te animas?
En lo personal me gusta ésta oración:
“Amado Dios, siembra la paz en el corazón de la humanidad”.
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Te comparto esta hermosa canción sobre la paz…