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“A veces me siento muy triste, pero ante Jesús en el Sagrario experimento una gran Paz”. (Un testimonio bellísimo)

Claudio de Castro - publicado el 06/05/18

“A veces me siento muy triste, pero ante Jesús en el sagrario experimento una gran Paz”, así empezó a decirme esta buena mujer por teléfono.

No era la primera vez que escuchaba algo parecido. Y sabía bien que Jesús, el buen Jesús, siempre estaría disponible para ayudarla. Por eso le había recomendado lo que siempre sugiero:

  1. Hablar con un sacerdote. Son los mejores consejeros.
  2. Una buena confesión ayuda mucho para volver a estar en gracia de Dios.
  3. Visitar a diario a Jesús en el sagrario. La experiencia me ha enseñado que Jesús no se hace esperar. Siempre ama, siempre perdona, siempre escucha, siempre te ayuda.

Por lo general, la gracia actúa en la persona y la mueve a leer la Santa Biblia, hacer actos de misericordia y ser generosos y buenos.

He visto casos impresionantes de personas que cambiaron sus vidas visitando a Jesús en el sagrario. Por eso no me canso de decirles a todos: “Vayan al sagrario, allí está Jesús esperando por ustedes, deseoso de ser amado y que le contemos todo”.

“Veo el desamor a mi alrededor”, me dijo con tristeza la señora. “Me duelen la ingratitud, los sinsabores de la vida, el saber que no somos valorados. En esos dolorosos momentos, en que me siento sola y adolorida le ofrezco a Jesús mis penas y angustias, por los sacerdotes, las almas benditas del purgatorio, el perdón de los pecados de la humanidad… Hay tanto por qué ofrecer.  Luego rezo y le pido sabiduría:

“Espíritu Santo dame la fortaleza para comprender las cosas que son de Dios”.

Cuando estoy con Él me siento tranquila.

A veces llegan a mi mente pensamientos de desaliento, entonces le veo y sé que Él me ve, entonces retorna la paz. Descubrí esa paz ante Jesús en el sagrario.

Le suplico: “Dame fuerzas Jesús para seguir adelante, ¿ves que pocos me aman? Quiéreme Tú”.

La vida no es fácil, menos a mi edad, piensas mucho en el futuro y lo que te depara. Comprendes que necesitas apoyarte en alguien más fuerte. Yo he descubierto esa fortaleza con Jesús ante el sagrario.

Al final, antes de marcharme le digo: “Jesús en ti confío”.

Qué maravillosa historia. Querido lector, ve donde Jesús confiado y por favor, cuando lo visites en el sagrario dile: Claudio te manda saludos”. Hace unos pocos días le dejaban mis saludos en Fátima. Fue increíble. Ya sabes que me encanta sorprenderlo.

Amalo mucho al buen jesús. Ámalo cada día más.

Si deseas compártenos tus experiencias con Jesús Sacramentado.

¡Dios te bendiga!

……….

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