Cuando ya no puedas más con ese problema, es hora de dejarlo en las manos de Dios. Hiciste todo lo que estuvo a tu alcance. Créeme, Dios puede más.
Ora. Confía en Dios. Y no te rindas. Decía san Benito: “Reza y trabaja”. Esto es igual. Confía en Dios y sigue adelante.
Me ha ocurrido muchas veces. Enfrento un problema que me supera. Intento resolverlo y no puedo. Hay factores ajenos a mí, que no puedo manejar. Llega un momento en que reconoces tu inutilidad, levantas la mirada al cielo y le dices:
“Señor, hice lo posible, pero ya no puedo más. Ten compasión de mí”.
En ese momento de aflicción, me refugio en Dios, mi Padre, Todopoderoso y eterno y misericordioso. Rezo el salmo 57.
“Piedad de mí, oh Dios, piedad de mí, pues en ti se refugia el alma mía, a la sombra de tus alas me cobijo hasta que haya pasado la tormenta. Yo clamo al Dios Altísimo, al Dios que de mí cuida…”
Sabes, he aprendido que los problemas son como estar con los ojos vendados. Necesitamos quitarnos la venda para ver más allá y poder enfrentarlos, para solucionarlos.
Últimamente recibo correos de muchos lectores. Pido al buen Jesús en el sagrario por todos. Soy un pecador y mis oraciones son pobres. Pero sé que Jesús en su infinita misericordia nos escucha a todos. Ante muchos problemas me doy cuenta que los míos son poca cosa.
¿Consejos? ¿Qué hacer para salir adelante?
Nunca he sido bueno para dar consejos, pero he notado que estos 4 suelen funcionar. Y te los comparto.
- Ve a la iglesia más cercana de tu casa, pregunta por el sagrario donde está Jesús. Permanece una hora diaria en su compañía. Compra el libro: “Historia de un Alma” de santa Teresita del Niño Jesús y también el libro: “Imitación de Cristo” de Tomás de Kempis, para que los leas allí, estando con Jesús. Vas a recibir las gracias que necesitas con tanta urgencia. No conozco a nadie que salga igual después de estar ante Jesús Sacramentado. Él nos da las gracias que requerimos.
- Haz una buena confesión sacramental con un sacerdote, ayuda mucho liberar el alma de tanto pecado, que nos aleja de Dios.
- Habla con un sacerdote. Pídele guía espiritual. Han visto mucho en la vida y conocen respuestas que te sorprenden.
- Reza el Rosario. Aprende a rezarlo. A mí me da mucha paz. Me encanta rezarlo cuando tengo una aflicción. Siento la protección de nuestra bella Madre del cielo. Haz la prueba.
Por lo demás, sé que todo pasa, esto también pasará.
¡No te desanimes! La vida es para ser vivida. Y Dios va contigo.
No te rindas. Lucha. Busca alternativas. Persevera. No tengas miedo.
¡Ánimo! ¡Vendrán mejores tiempos!
¡Dios te bendiga!
……………………………….
Decía don Bosco que nada hace tanto bien al alma como la lectura de un buen libro. Conoces los de nuestro autor Claudio de Castro? Son Vitaminas para fortalecer el alma.
Te recomendamos “EL GRAN SECRETO PARA OBTENER LO QUE LE PEDIMOS A DIOS” un maravilloso libro que ha tocado muchas vidas alrededor del mundo y que lleva más de 35 ediciones continuas.
¿TE GUSTARÍA SABER CÓMO ADQUIRIRLO?
Si vives en: