Ayer estuve en el cine viendo con mis hijos la película «Yesterday«, una entretenida historia con los Beatles de auténticos protagonistas de fondo. Más allá de la historia de amor que hila el filme, la frase de la película me hizo irme a casa con un buen regusto y con un pensamiento en la cabeza que, un día después, todavía no me he quitado.
«El mundo sin los Beatles es un mundo peor»
Sin duda. El mundo sin los Beatles es un mundo peor y vale la pena conservar su recuerdo de generación en generación. Que su «yesterday» siga siendo un «today» permanente y que sus «Let it be», «All you need is love» y «Hey Jude» sigan siendo himnos imperecederos, bandas sonoras de multitud de biografías.
La cuestión es que hay muchas personas de las que se podría decir lo mismo: sin ellos, el mundo es un mundo peor. Pueden ser personas que todavía están vivas y que, sin duda, nos dan razones para seguir pensando que la vida vale la pena, que todavía debemos creer en el ser humano. Y puede que también miremos atrás y reconozcamos vidas que han sido luces de la humanidad a lo largo de su historia.
Hay historias y vidas que merecen la pena. Y otras, sencillamente no. Porque hombres y mujeres, en nuestra libertad, decidimos y optamos. No es que todo lo que queramos se cumpla. Pero sí decidimos si vivir para nosotros o para los demás, con Dios o sin Dios, para el trabajo o para la familia, para amontonar dinero o para amontonar amigos… Las grandes historias están tejidas de pequeños momentos, de pequeños gestos, de sencillas decisiones. Algunas fueron importantes y pasaron a la posteridad. Otras son desconocidas porque se enmarcan en las intimidades de cada uno. Pero necesitamos contarlas y escucharlas. Necesitamos que nuestros hijos, que nuestros alumnos, escuchen y conozcan, tengan referentes válidos y buenos. Que los abuelos hablen, que los maestros cuenten, que los susurros de amor, anónimos y callados, que han hecho al mundo mejor en su momento, se conviertan en gritos que reivindiquen la vida entregada, la vida exprimida, la vida gastada con amor intenso.
Vivimos conectados. Somos los otros. El bien de una vida puede salvar a toda la humanidad.
Un abrazo fraterno – @scasanovam