Ayer hablaba en el oratorio, con los chicos y chicas de 6º de Primaria, sobre S. Francisco de Asís y los sueños. Luego hablamos de S. José de Calasanz y el sueño que le llevó a Roma. Y luego de tantos santos y santas que en la Iglesia tenemos que, en su juventud, tuvieron sueños propios de su edad y de su situación.
Creo que es bueno hablarles a los niños y a los jóvenes de la santidad y de los santos. Creo que son modelos, referencias, testimonios de gran valor para un mundo, el de hoy, desnortado, confundido y vacío de Dios. Pero, al mismo tiempo, creo que es maravilloso bucear en la infancia y adolescencia y juventud de estos santos y santas. Niños, niñas, chicos y chicas… como la mayoría de nuestros hijos, de nuestros alumnos y alumnas, de nuestros chicos y chicas de catequesis. A veces queremos hacer al santo tan santo… que le quitamos todo el atractivo de su santidad.
S. Francisco de Asís, S. José de Calasanz y tantos otros, tenían sueños y sueños muy humanos y nada santos. Francisco soñaba con ser caballero y persiguiendo su sueño marchó a la guerra. José soñaba con una canonjía y con ese sueño marchó a Roma. Soñaban con ser alguien importante, como la mayoría de nuestros hijos y alumnos de hoy. ¡Parece que les miramos desencantados cuando ninguno expresa su deseo de ser misionero o santo! ¡Cómo si fuera tan raro! ¡Contémosles que no es raro! Porque lo más interesante de la vida de muchos santos con sueños como los de cualquiera… es que cambiaron de sueño. Esos sueños de ser caballero, de tener prestigio, bla, bla, bla… se transformaron en sueños al servicio de los demás. Dios, que siempre sale al encuentro de nosotros, también salió al encuentro de ellos y cambió sus sueños.
Ayer, los ojos de los chicos y chicas se abrían asombrados con la historia de S. Francisco de Asís, con la época que le tocó vivir, con sus aspiraciones, sus fracasos, sus dudas, su leproso, sus pobres, sus iglesias, su crucificado en S. Damián, su misión… Descubrieron que Dios no elige a los capacitados sino que capacita a quienes elige y que tenemos que estar abiertos a que nos cambie el sueño un día… Nuestros jóvenes necesitan que les hablemos de jóvenes. Nuestros niños necesitan que les hablemos de niños como ellos. Y no necesitan tanto que les hablemos de personas santas cuando ya habían optado por vivir y ser como Jesucristo. Necesitan los previos, los prolegómenos, el calentamiento… Necesitan que les digamos que esto de la santidad no es un tema de frikis sino de personas de carne y hueso como ellos.
Ninguno de los santos fue consciente de su santidad. Estaban entretenidos en darse al prójimo y en amar al Señor. No les robemos sus luchas, sus lagunas, sus dudas, sus oscuridades, sus sueños de juventud.
Un abrazo fraterno – @scasanovam