La Cuaresma está llegando a su fin.
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Hoy me puse delante de los alumnos de 6º de Primaria e hicimos un “dejarse preguntar”. Me ofrecí, durante casi una hora, a contestar todas las preguntas que ellos quisieran hacerme acerca de la vida, de mi vida, mi vocación, mis opciones, mis decisiones, estudios, trabajos, parejas, etc. Salgo pensando que la experiencia ha sido buena y que los mayores deberíamos estar más dispuestos a esto. Los chavales necesitan que les contemos, que nos abramos, que expliquemos, que les digamos cómo hemos hecho nosotros, qué hemos vivido, por qué…
Las preguntas fueron variadas y, sin duda, muchas de ellas, serias y claves en mi vida:
- ¿Me gusta lo que he estudiado?
- Si no me gusta lo que he estudiado, ¿por qué elegí eso en su momento?
- ¿Hay algo de lo que me arrepiento?
- ¿Estaría dispuesto a cualquier cosa si me ofrecieran una gran suma de dinero?
- ¿Cuántas novias tuve? ¿Cuándo fue mi primer beso?
- ¿Qué quería ser de pequeño?
- ¿Me gustaría ser cura?
- ¿A qué le tengo hoy más miedo?
- ¿Me gustaría tener más hijos?
- Etc, etc, etc.
Ellos escucharon atentos mis respuestas y mis comentarios y fueron muy respetuosos. El ambiente era bueno y ellos, pese a que yo no sabía cómo iba a funcionar, demostraron desde el minuto uno que les interesaba saber lo que preguntaban.
Rezo para que la experiencia dé sus frutos. Al menos, creo, ellos han tenido que pensar preguntas que les resultan importantes. Y se han encontrado con alguien, que va por delante en el camino, dispuesto a contar su experiencia. Cuando se habla desde la vida, no se sienta cátedra, ni se dan sermones, ni se adoctrina… Entre otras cosas porque la vida de cada uno, al menos la mía, es frágil, imperfecta, inacabada y llena de errores y aciertos, como la de todos, supongo. Así que, humildemente, cada uno sólo podemos ofrecer lo que somos pero eso es una joya, un tesoro, que debemos poner al servicio de los que vienen por detrás.
No sé si es más fácil responder preguntas o plantearlas. En ambos casos, contamos mucho de nosotros mismos. Ellos también contaron de ellos, de lo que les preocupa, de lo que sienten a veces, de lo que les pasa… y en sus preguntas, uno detecta la necesidad de compartir, de recibir una respuesta que les calme, les oriente, les confirme o les corrija. Yo, también, les conozco hoy un poquito mejor. Nos hemos dado mutuamente y eso sólo puede traer beneficios.
Un abrazo fraterno – @scasanovam