Mi amigo valiente estaba en clase viendo un reportaje que contaba la trágica historia de un chico de su misma edad, víctima de acoso, que decidió quitarse la vida.
Mientras atendía el vídeo, escuchó casi sin querer, cómo su compañera de atrás decía “me gustaría poder hacer eso”.
Al salir de clase en lugar de irse directo a casa, habló con su compañera. Después del imprescindible “no estás sola” hubo un cruce de confidencias y a continuación trazaron un plan para acabar con la angustia. Todavía queda un largo camino por recorrer, pero en este tipo de procesos arrancar es lo más complicado y en este caso, todo parece indicar que el primer paso ya está dado.
Este chico de 13 años, pudo haber hecho como que no oía y llegar a casa a la hora prevista, pero decidió implicarse, actuar y dejar huella en la historia de su compañera, que también es su historia. Es la de todos.
Quiero darle las gracias desde aquí por dejarme que cuente lo sucedido, porque estoy segura que hay más jóvenes, que como él han prestado atención a las señales de los que sufren acoso. Quizás los que nos dedicamos a “contar historias” deberíamos poner el foco más a menudo en los valientes que no se conforman con no ser ellos los que amenazan, sino que optan por estar al lado del más vulnerable. Su ejemplo puede ser referente para que otros actúen igual.
¡Bravo por mi amigo valiente!
Y mi enhorabuena a la madre, que mientras se preguntaba en casa por qué su hijo no llegaba a la hora habitual, no imaginaba que el motivo del retraso le haría sentir tan orgullosa.@amparolatre
Hoy celebramos a...