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Hoy ha sido un gran día. Tengo la sensación de que me va a estallar la cabeza. Estoy con tantas cosas que contar, que si no las vuelco aquí, me saldrían subtítulos a la altura del cuello. Gracias a la generosidad de mi madre, que se ha cruzado España para quedarse con mis hijos he podido asistir a la jornada de #iMision16 y ha sido un placer.
Después de varios años siguiéndoles la pista, hoy he cruzado la delgada línea de lo virtual, o mejor dicho de lo «online» (porque es igual de real) para poner cara a un buen ramillete de amigos tuiteros y escuchar cómo suenan nuestras sonrisas en persona.
Gracias de corazón, a todos los que han organizado esta cita, que además de favorecer el encuentro nos ha brindado la posibilidad de avanzar en nuestros conocimientos sobre la comunicación en general y el mundo de las redes sociales, en particular. Aquí estoy con el mismísimo Daniel Pajuelo, carísmático donde los haya y uno de los alentadores deiMision.
Un fenómeno, con varios años de recorrido que pretende impulsar la evangelización en las redes sociales y que ha conseguido aglutinar a personas con diferentes trayectorias y sensibilidades.
Qué sensación la de aprender. Impagable. Probablemente haya quien no entienda mi subidón, pero la verdad verdadera es que no tengo tantas ocasiones en medio de mi ajetreo para dejarlo todo a un lado y adquirir conocimientos nuevos.
Y mientras escuchaba al tronchante Gustavo Entrala hablar del universo de los «youtubers» me daba cuenta de lo relevante que es estar al día en comunicación, no solo para mi profesión, sino también para entender mejor a mis hijos y a mi marido; para ser mejor madre y esposa.
Han sido apenas unas horas, un atracón de información gracias a los talleres de Jesús Juan Pardo, Inmacuada de Juan o María Álvarez de las Asturias entre otros, que nos han hablado de cosas muy concretas como las aplicaciones más eficaces para rentabilizar nuestra actividad en redes sociales y de otras aparentemente más etéreas (pero que están en la mente de todos) como el riesgo de las adicciones; la cara oculta de la actual pasión por estar permanentemente conectados.
Lo dicho, un auténtico placer. La pena es que mi madre se marcha mañana y yo la necesitaría un par de días más para poder trastear en todas estas herramientas e interiorizar los horizontes nuevos que hoy nos han mostrado. Tendré que rascarle horas al sueño. ¡Gracias a todos! @amparolatre