Con motivo del Día de la Madre (que en España celebramos el primer domingo del mes de mayo), El Foro de la Familia ha lanzado una campaña para reconocer el papel esencial que tienen las madres en las familias, y por tanto en la sociedad.
Con el hastag #SerMadreMola se anima a todos a compartir en redes sociales el próximo domingo 7 de mayo fotos que hablen de manera positiva de la maternidad y que sirvan para agradecer a las madres toda su entrega y su dedicación.
A menudo se da por supuesto el esfuerzo y el desinterés, pero es importante reeducar la mirada de los niños y de la sociedad en general para aprender a apreciar lo que merece ser apreciado y para aprender a agradecer lo que es de justicia agradecer.

Hace unos días me lanzaba a mi misma la típica cuestión, «algo estamos haciendo mal en casa para que el egoísmo campe a sus anchas». Hoy lo veo todo menos oscuro y pienso que hay edades especialmente críticas y que tampoco yo a los 10 ó 13 años era capaz de apreciar el sacrificio de mis padres. En cualquier caso, para mí constituye un reto hacer ver todo esto a mis hijos. No para que nadie me dé palmaditas en la espalda, sino para sean conscientes de la suerte y la riqueza que supone tener una madre presente, que está pendiente, que te ayuda, que te da los buenos días y las buenas noches cada día.
Si hay algo que mis padres sí fueron capaces de transmitirme fue que ser padres molaba, como dice el lema de la campaña del Foro de la Familia. No tengo tan claro que a mis hijos les esté calando la misma idea. Solo lo sabré con el tiempo.
Hoy mi hijo mayor tenía que hacerme una entrevista sobre mi vocación. Eran parte de los deberes del día. «¿Qué personas influyeron en tu vocación?», me ha preguntado.
He dedicado unos minutos a recordar si hubo alguna conversación con algún periodista de la época que me animara a matricularme en Periodismo, a pensar en si había algún profesional a quien tuviera idealizado en mi juventud; pero no. Fue mi madre, cómo no, la que paseando por la playa (que era donde siempre iba directa a las grandes cuestiones; con el mar Mediterráneo de fondo) la que me dijo: «Puedes ser una maestra estupenda, pero ¿has pensado en Periodismo? Creo que tienes cualidades para dedicarte a ello. Siempre me han encantado las cartas que me mandas en verano desde Irlanda. Creo que escribes muy bien».
Este es solo un ejemplo para demostrar que ser madre mola mucho. Porque no son solo los cuidados durante los primeros años de vida y el acompañamiento en sentido amplio de la palabra, durante los años de colegio; es mucho más. ¿Puede haber algo más emocionante que ayudar a un hijo a descubrir su vocación?
Cuando tenemos claro que todos estamos llamados a amar y que es eso lo que verdaderamente nos hace felices, no hay cansancio o disgusto que haga vencer la balanza. Ser madre mola. Llenemos las redes de imágenes que lo cuenten. @amparolatre