Mis hijos han vivido una Semana Santa intensa acompañados por otras tantas Familias Misioneras, con las que hemos compartido unos días muy especiales.
Gracias a los ratos de formación adaptada a la edad de cada uno y a las celebraciones de cada día, creo que han sido muy conscientes de lo que estábamos reviviendo.
Como el objetivo era acompañar a las pequeñas comunidades rurales de varios pueblos, algunos días “hacíamos doblete”. Así que como para no ser conscientes.
Hoy sin embargo, sin el calor de tanta gente amiga, me siento un tanto desamparada.
Hemos reflexionado sobre la pasión y la muerte de Jesús; hemos revivido esos momentos en las celebraciones propias de estos días. Pero después del chocolate caliente de la Vigilia Pascual y de la celebración del Domingo de Resurrección hicimos maletas a todo correr. En unas horas estábamos en casa y he de decir que ya con las prisas metidas en el cuerpo.
Vuelta a la rutina pero con el enorme reto entre manos de vivir la celebración de la Pascua deje huella.
“¿En qué se nota que creemos en la resurrección?”, le he preguntado esta noche a mis hijos. La respuesta no era fácil. Pero ellos ya saben que soy amiga de preguntas complicadas. Será deformación profesional. O será simplemente que llevo desde ayer preguntándome cómo ayudarles a “aterrizar” la Pascua a su pequeño mundo.
Después de un rato de conversación, Sara ha llegado a la conclusión de que tiene que ver con querer ser bueno como Jesús, y Ángel e Irene han dicho que supone un impulso para dar testimonio de fe, con todo lo que ello implica.
Hoy leía a José Carlos Bermejo que “creer en la resurrección es apostar y comprometerse porque la vida y el amor digan siempre una palabra más fuerte que el sufrimiento y la muerte”. Me ha gustado mucho su manera de expresarlo.
Seguro que a todos se nos ocurren ideas concretas en nuestro entorno para que la balanza se incline del lado de la vida, ¿verdad? Más sonrisas, más abrazos, más compromiso, más oración, más sacrificio, más cercanía con los que están solos, más ponernos en el lugar del otro… Será por ideas.
Irene retoma las clases con el firme propósito de no dejar nunca de bendecir la mesa aunque haya quien se ría. Bien por ella. “Mi adolescente favorito” no comparte todo lo que rumia. Pero ha rumiado mucho estos días, que sé que le han servido para coger fuerza. Bien por él también.
Hoy ha circulado en redes este vídeo que recoge de un modo sencillo la esencia de lo que hablo. Lo que celebramos en Pascua no puede dejarnos indiferentes. Después de celebrar la Semana Santa la vida no debe seguir igual. ¿En qué ha cambiado la tuya?. @amparolatre